Contacte con nosotros

Especialistas en control de plagas. Resultados garantizados, al mejor precio.

Especial Halloween: insectos devoradores de cadáveres

Importancia de los insectos necrófagos y su utilidad en entomología forense

31 Octubre, 2017

Un año más, aprovechando esta semana en la que se celebra el Día de Todos los Santos, el Día de Muertos o la cada vez más popular Noche de Halloween, nos sumamos al ambiente predominante en estas fechas con un artículo de temática un tanto tétrica. Hablaremos de los insectos devoradores de cadáveres, lo que se conoce en términos científicos como entomofauna necrófaga. Aunque tal y como comprobaremos a continuación, lo que parece un “acto de pesadilla” es en realidad una función imprescindible y beneficiosa para la vida en la tierra.

Ya habíamos mencionado anteriormente la importancia que tiene la eliminación de cadáveres por parte de los insectos, con el fin de evitar la aparición de focos sépticos. Además, comentábamos que este tipo de artrópodos tienen una especial utilidad, concretamente para la entomología forense, gracias a la cual pueden resolverse numerosos casos legales de ámbito criminal. Debemos destacar que esta ciencia no es moderna, puesto que se remonta al siglo XIII en China, donde se consiguió resolver el crimen de un labrador al observar que las moscas se veían atraídas por la hoz de uno de los sospechosos.

Los insectos necrófagos pueden englobarse dentro de los organismos descomponedores o saprófagos, que se alimentan de materia muerta o de los desechos procedentes de los seres productores y consumidores. En los procesos tróficos, los descomponedores actúan a todos los niveles, reciclando en los ecosistemas toda la energía no utilizada por los demás, así como aquella acumulada en los productos de deshecho. De todo este proceso del ciclo de energía depende el buen funcionamiento y subsistencia de los ecosistemas. En realidad, los insectos necrófagos facilitan la acción posterior de los llamados descomponedores primarios, hongos y bacterias, acelerando así el propio proceso de descomposición. Se estima que esta aceleración reduce hasta en un 60% el tiempo que permanece un cadáver en el suelo en climas templados. Esto influye directamente en el ciclo de nutrientes, afectando a la fertilidad del suelo y a la composición de la vegetación. Su acción provoca una inmovilización de la materia orgánica y por tanto de la energía potencial, evitando la pérdida de elementos minerales.

La entomofauna cadavérica varía de acuerdo con el medio y las condiciones ambientales. También es distinta en función de la ubicación del cadáver y la profundidad a la que esté enterrado (en el caso de que lo esté). Se ha podido observar que el número de insectos que colonizan un cuerpo muerto disminuye con dicha profundidad. La llegada de insectos necrófagos se produce de manera ordenada. Los primeros en hacer su aparición sobre el cadáver son los dípteros de las Familias Calliphoridae y Muscidae. Posteriormente llegan también los de la Familia Sarcophagidae que junto con los anteriores depositan sus larvas o huevos sobre el cuerpo. Tras ellos, llegan los coleópteros Staphylinidae, Histeridae y Silphidae, que además de ser necrófagos depredan también sobre las larvas de los anteriores. Cuando se descomponen las vísceras, acuden a las partes líquidas los dípteros Phoridae, Drosophilidae y Syrphidae. Por último llegan los coleópteros Dermestidae, Trogidae y Cleridae, así como los lepidópteros de la Familia Tineidae, que se alimentan de las partes queratinizadas, pelos y plumas restantes. Hay que decir que cada región geográfica presenta su propia y particular comunidad de insectos necrófagos aunque en términos taxonómicos globales se cumple lo anteriormente descrito. En regiones cálidas y tropicales habría que añadir también, por su importancia, a las hormigas.

Por lo general, las larvas de todos estos insectos son las que se alimentan de los cadáveres. La etapa de colonización de un cuerpo por parte de los adultos, las puestas, los predecibles patrones de crecimiento de dichas larvas y la presencia de pupas son elementos que la entomología forense tiene en cuenta para estimar los intervalos postmuerte y obtener información sobre el lugar, fecha aproximada y condiciones en las que se produjo la muerte. Señalar por último que, además de los insectos necrófagos, en un cuerpo aparecen también especies depredadoras y parásitas de los anteriores (como por ejemplo ciertas avispas), omnívoras (se alimentan tanto del cadáver como de los necrófagos) y accidentales (colémbolos, arañas, ciempiés, etc.).