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Australia controla sus poblaciones de conejos con la liberación de un nuevo virus

Australia emplea de nuevo un virus para erradicar a los conejos

2 Junio, 2017

Si por algo se caracteriza este blog es por ejemplificar la importancia, utilidad e incluso necesidad que tiene para la sociedad y el medio ambiente, el sector de control de plagas. Los organismos plaga pueden afectar negativamente a nuestra salud, economía y entorno; por lo que aplicar distintos métodos para luchar contra ellos, es del todo razonable. Sin embargo, esta importancia no tiene por qué justificar cualquier tipo de tratamiento o técnica de control, sobre todo si implica el empleo de un biocida; tenga éste origen químico o biológico. Los tratamientos deben ser adecuados para aquella especie que se quiere combatir, seguros y preferentemente localizados, evitando que se vean afectadas áreas que no deban ser tratadas. Por todo ello, la campaña que las autoridades de Australia están llevando a cabo para erradicar sus poblaciones de conejos, es de lo más polémica.

El conejo (Ortyctolagus cuniculus) es un animal exótico en este país. Fue introducido por el hombre para la caza deportiva en el año 1859. Gracias a las abundantes fuentes de alimentación, a la existencia de terrenos adecuados para excavar sus madrigueras y, sobretodo, a la ausencia de depredadores, el lagomorfo se extendió por casi la totalidad del continente australiano en tan sólo 50 años. Se trata del mamífero colonizador con la tasa de propagación más rápida en cualquier parte del mundo. Este hecho ha tenido unas consecuencias devastadoras para la flora y la fauna de Australia. Por eso, a lo largo de los siglos XIX y XX, se intentaron diferentes métodos de control de los conejos, incluyendo la caza, la fumigación y los sistemas de recompensas por captura. También la instalación de kilométricas extensiones de cercas de alambre anti-conejos, para evitar su propagación.

Ninguno de estos métodos dio resultado, por lo que a mediados del siglo pasado se inició el desarrollo de una técnica de control mucho más drástica, el empleo de virus letales. Primero probaron con la mixomatosis, enfermedad infecciosa provocada por un virus de la Familia Poxviridae. Los conejos murieron de forma masiva, reduciendo notablemente sus poblaciones, hasta que empezaron a desarrollar resistencia frente al virus. Esto provocó que en los años 90 del pasado siglo se cambiara de agente infeccioso, empleando en esta ocasión otro virus de la Familia Caliciviridae, responsable de la conocida enfermedad hemorrágico-vírica del conejo. Al igual que ocurrió con la anterior, los animales terminaron por hacer frente al agente infeccioso.

Lejos de cambiar de método de control, Australia sigue apostando en la actualidad por el empleo de virus para erradicar los conejos de su territorio. Recientemente, las autoridades han propagado en unos 600 puntos de la isla, una nueva cepa del virus de la enfermedad hemorrágica. Dicha cepa, denominada RHDV1 K5, ha sido aislada en Corea del sur y ya ha eliminado al 42% de los ejemplares silvestres de algunas zonas; aunque éstas sean cifras todavía preliminares. Este nuevo virus puede resistir activo varios meses en el medio ambiente y mata a los lagomorfos en unas 48 horas, provocando una mortalidad que puede alcanzar el 90%.

La creación y utilización de esta nueva cepa mortal para el conejo pone en alerta a otros países como España, donde este animal es uno de los elementos más característicos del ecosistema mediterráneo. La probabilidad de que este nuevo patógeno llegue a nuestro país es muy elevada. Prueba de ello es que la mixomatosis primero, y después la fiebre hemorrágica vírica, llegaron a territorio español diezmando las poblaciones de estos animales. Hoy en día, el fenómeno de la globalización acentúa aún más el riesgo de aparición.

A pesar de que, como ya vimos en un artículo anterior, en algunas zonas de España el conejo es una plaga para la agricultura, en otras sus poblaciones se han visto drásticamente reducidas; llegando incluso a desaparecer por completo. La llegada de esta nueva amenaza supondría un serio revés para la recuperación de especies emblemáticas como el lince ibérico o el águila imperial ibérica, que tienen al conejo como principal fuente de alimentación. Y es que, según los expertos, emplear patógenos de esta forma puede resultar muy peligroso. Por su posible repercusión a nivel mundial, este tipo de decisiones no deberían tomarse de forma individual por ningún país y cualquier actuación de este tipo debería estar regulada por organismos internacionales.