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Plantas invasoras, las plagas silenciosas

La hierba de la Pampa, planta invasora, se comporta como una auténtica plaga

8 Noviembre, 2016

Cuando normalmente hablamos de plagas, tendemos a centrarnos sólo en el reino animal. Cucarachas, hormigas, avispas, ratas, etc., son ejemplos de organismos nocivos muy conocidos. Sin embargo, dentro del mundo vegetal también podemos encontrarnos con bastantes especies que generan problemas de este tipo. Concretamente, nos referimos a las exóticas invasoras, aquellas que colonizan nuestro entorno próximo, pero que, sin embargo, suelen pasarnos desapercibidas. En muchos casos, incluso, se encuentran formando parte de numerosos jardines. Estas plantas no suelen llamarnos la atención, puesto que sus efectos ambientales no son llamativos. Pero, como veremos a continuación, éstos son lo suficientemente graves como para que deban establecerse procedimientos para su control. En este artículo recogemos los ejemplos más relevantes en España.

Una de estas plagas vegetales más frecuentes es el denominado ailanto o árbol del cielo (Ailanthus altissima). Esta especie, originaria de China, ha sido introducido con fines ornamentales en Europa, la región Macaronésica, África, Estados Unidos, Sudamérica y Australia. En nuestro país se encuentra ampliamente naturalizado en casi todas las zonas de clima no muy frío. Crece, por lo general, en cunetas, taludes, áreas periurbanas, escombreras, riberas degradadas, etc. En Madrid se encuentra de forma muy abundante ocupando solares, descampados, terraplenes y jardines. Aunque pudiera pensarse que el hecho de crecer en ambientes degradados es algo positivo, el impacto ambiental que genera el ailanto es significativo. Sus propias características biológicas lo convierten en un colonizador nato.

Se trata de una especie que resiste condiciones ambientales muy adversas, siendo poco exigente en lo que respecta a la calidad del sustrato. Se desarrolla bien tanto a plena luz como en la sombra. Es de rápido crecimiento. Sus hojas y corteza poseen sustancias con acción alelopática, es decir, que impide el crecimiento de otro tipo de flora. Por ello, desplaza a la vegetación natural preexistente o dificulta su regeneración futura. Además, altera el funcionamiento del ecosistema forestal y aumenta el pH del suelo. También puede ocasionar daños en el alcantarillado y en los cimientos de los edificios. El ailanto es muy difícil de eliminar una vez se ha establecido, sobreviviendo a la tala, la quema o a los tratamientos herbicidas.

Otro caso preocupante es el de la denominada hierba o carrizo de la Pampa (Cortaderia sp.). La especie más común en España es C. selloana. Procedente de América del Sur, ha sido introducida en numerosos países también como planta ornamental. En el nuestro se encuentra plenamente naturalizada en ambientes antropizados como bordes de caminos, carreteras, etc.; pero también en hábitats más o menos naturales, siendo en el norte de la Península donde se encuentra más extendida. Es muy común en los jardines de las ciudades. Se adapta a las temperaturas extremas y a la sequía, además de protegerse de los herbívoros mediante agujas de sílice en sus hojas. Su capacidad para invadir riberas, zonas fluviales, dunas y estuarios la convierte en una especie muy dañina para estos ecosistemas. En Canarias, esta planta amenaza seriamente a su flora endémica. Por otro lado, puede disminuir la calidad forrajera de los pastos y producir problemas alérgicos. La hierba de la Pampa, una vez asentada, también es muy difícil de erradicar. En todo caso, su plantación como especie ornamental debe evitarse siempre.

No podemos dejar de citar en este artículo sobre plagas vegetales al camalote o jacinto de agua (Eichhornia crassipes) del cual hemos hablado anteriormente, y cuya expansión por el Guadiana sigue imparable, a pesar de todos los esfuerzos realizados. Recientemente, la plataforma SOS Guadiana ha denunciado que un 34% del río a su paso por la localidad de Medellín (Badajoz), se encuentra cubierto por esta planta acuática.

Estos casos que hemos visto son sólo unos pocos ejemplos de una larga lista de especies vegetales exóticas presentes en España. Todos ellos, organismos invasores con los que convivimos, pero a los cuales no prestamos la atención suficiente, puesto que originan un impacto negativo equiparable al de cualquiera de las otras plagas más conocidas.