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Las chinches de cama desarrollan una cutícula más gruesa frente a los insecticidas

Las chinches de cama resistentes a los insecticidas tienen una cutí­cula más gruesa

21 Abril, 2016

Uno de los problemas más serios al que nos enfrentamos en el sector del control de plagas es el de la resistencia de los organismos nocivos a los distintos productos biocidas empleados para combatirlos. Desde la creación del primer compuesto plaguicida, se ha llevado a cabo una especie de carrera armamentística controlador-plaga, en la que los distintos organismos se han ido adaptando a los diferentes productos que se han ido empleando. Esto ha llevado a que la Industria esté continuamente renovándose y diseñando nuevas herramientas. Además, la sobreexposición continua a químicos que soportan insectos y roedores, actúa a modo de selección artificial, dando lugar a “super-plagas” con las que es muy difícil tratar. Un claro ejemplo de ello son las chinches de cama (Cimex lectularius).

Es sabido que la resistencia a los insecticidas es uno de los factores clave que ha propiciado el resurgimiento y la expansión de esta plaga a nivel mundial. Varios son los mecanismos responsables de dicha resistencia: mutaciones, expresión diferencial de genes, los propios procesos de desintoxicación de la sangre o variaciones en la permeabilidad de las membranas celulares. Todos ellos ya fueron apuntados por el estudio que secuenciaba el genoma completo de la chinche de cama y del cual hablamos en un artículo anterior.

Por otro lado, la reducida penetración de los productos químicos ha sido investigada también en otros insectos, implicando en ella a una mayor expresión de los mecanismos de resistencia en el tegumento, una mayor esclerotización o la existencia de una cutícula más gruesa. Precisamente, el engrosamiento del tegumento se ha demostrado como factor principal en la resistencia a los insecticidas piretroides en varias especies de insectos, pero no en chinches de cama. Hasta ahora.

Y es que un grupo de investigadores de la Universidad de Sidney, en Australia, ha llevado a cabo un estudio en el que se ha puesto de manifiesto como el engrosamiento de la cutícula es directamente responsable de la resistencia de determinados cepas de C. lectularius a los piretroides. Además, se ha analizado también la relación de dicho engrosamiento con el tiempo de exposición al insecticida. El trabajo ha sido publicado recientemente en la revista PLOS ONE.

Los resultados de la investigación han arrojado una correlación positiva entre la media del grosor de la cutícula de diferentes cepas de chinches y el tiempo de exterminio, apareciendo diferencias significativas entre insectos muertos en varios periodos de tiempo. Aquellas chinches que sobrevivieron 24 horas después de la aplicación del insecticida poseían una cutícula significativamente más gruesa que otras cepas más sensibles a los piretroides. En concreto, las más resistentes disponían de una cutícula un 16% más desarrollada que aquellos insectos con tolerancia mínima al químico, y un 6,5% más que los de resistencia intermedia. Dentro de una misma cepa, comprobaron claramente que el tiempo que tardaban en morir tras la aplicación del insecticida, era mayor en aquellos insectos con una cutícula más gruesa.

El estudio es clave para entender por qué se producen errores en el control de las infestaciones de estos hemípteros hematófagos y apunta a la necesidad de plantear un enfoque integrado en sus tratamientos. El objetivo final es evitar en todo lo posible una mayor propagación de insectos altamente resistentes.