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Un aliado natural en el control del caracol manzana

Ejemplar adulto de morito común, depredador del caracol manzana

29 Mayo, 2015

Hemos hablado en varias ocasiones en esta sección sobre cómo el control biológico puede ser un arma muy eficiente en el control de plagas. Múltiples son los ejemplos en los que, seleccionando una determinada especie, insectos o ácaros depredadores frecuentemente, y mediante una suelta deliberada, se puede tratar de controlar una determinada plaga en un cultivo. Sin embargo, muchas veces no es necesario echar mano de esta “tecnología biológica”, y la solución para la gestión de una determinada plaga puede aparecer de forma espontánea y natural.

Es lo que ha ocurrido en el Delta del Ebro para el caso del caracol manzana (Pomacea insularum). El morito común (Plegadis falcinellus), un ave zancuda presente en el humedal desde finales de los años 90 del pasado siglo, ha incorporado a este gasterópodo invasor a su dieta, al igual que otros animales de la fauna deltaica. Según señalan desde SEO/BirdLife, a diferencia de lo que hacen por ejemplo ánades reales (Anas platyrhynchos) o gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), que sólo consumen ejemplares relativamente pequeños, el morito es capaz de ingerir los ejemplares más grandes. De esta forma, puede convertirse en el depredador natural más efectivo contra esta plaga invasora, puesto que tiene mayor incidencia en los caracoles adultos y por tanto en los reproductores.

El morito común, un ave de la familia Threskiornithidae a la que pertenecen ibis y espátulas, es una especie migratoria y cosmopolita, de amplia distribución aunque muy fragmentada; puesto que cría en el sur y este de Europa, África y Madagascar por un lado; en el centro y sur de Asia, así como en Australia por otro; y finalmente en Norteamérica e islas del Caribe. En España, las poblaciones son residentes. En la actualidad la mayor colonia en nuestro país se encuentra en Doñana, estando también presente en la Albufera de Valencia y en otros humedales alicantinos, además de en el citado Delta del Ebro.

Esta ave colonial se alimenta en arrozales, balsas y marismas someras de agua dulce, donde encuentra insectos, peces y anfibios. En el Delta del Ebro ha aumentado significativamente su población, pasando de unos 200 ejemplares a más de 2.000 en la actualidad. Las causas de este notable incremento pueden ser el cambio climático o la abundancia de recursos alimenticios; en esto último parece que ha contribuido decisivamente la presencia en el humedal del caracol manzana desde el año 2010. Y es que en determinadas ocasiones, y a pesar de todos sus efectos negativos, la entrada de una especie exótica invasora puede favorecer a algunas autóctonas. Es lo que, por ejemplo, ha ocurrido también con el caso del cangrejo rojo americano y su positiva influencia en el auge de las poblaciones de nutria en todo el territorio nacional.

A pesar de ello, no hay que olvidar que el caracol manzana, al igual que otras especies invasoras, provoca numerosos impactos negativos en el entorno. Se trata de una especie muy prolífica que alcanza altas densidades poblacionales en poco tiempo, afectando a otros moluscos y especies acuáticas, con las que compite y termina desplazando. Además, su voracidad los hace consumir una gran cantidad de especies acuáticas, principalmente vasculares, siendo una amenaza grave de los cultivos de arroz.

El morito común se ha convertido por tanto en un importante aliado natural en el control de plagas. Lo que nos recuerda la importancia de proteger y preservar la biodiversidad.

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