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Las termitas combaten la desertificación

termitero frenando la desertificación

20 Febrero, 2015

Investigadores de la Universidad de Princeton, en el estado de Nueva Jersey (EEUU), han publicado recientemente en la revista Science, un artículo en el que se afirma que los grandes montículos de tierra que construyen las termitas contribuyen decisivamente a frenar el avance de los desiertos en los ecosistemas semiáridos y en las tierras agrícolas.

Concretamente, en los pastizales resecos y sabanas de África, América del Sur y Asia, dichos montículos almacenan semillas, nutrientes y humedad, a través de sus túneles internos, de tal forma que el agua penetra mejor por el suelo, permitiendo que la vegetación florezca a su alrededor. Tal es así, que aquellas tierras secas con montículos de termitas pueden soportar mejor condiciones ambientales con mayor escasez de lluvias que aquellas que no los tienen. De esta forma, la vegetación alrededor de los mismos persiste durante más tiempo e incluso cuando llega a desaparecer, al estar sometida a las condiciones más duras de desecación, puede resurgir con mayor facilidad. Como afirman los autores, mientras haya montículos, los ecosistemas tendrán una mejor oportunidad de recuperarse.

Estos montículos de tierra son la manifestación externa de la actividad de las termitas, insectos del orden Isoptera (nada tienen que ver por tanto con las hormigas, del orden Hymenoptera), que viven en complejas sociedades subterráneas con un gran número de individuos, diferenciados en castas. Por un lado están los reproductores, un rey y una reina, fundadores de la colonia; los reproductores suplementarios, que sustituyen a los anteriores cuando éstos desaparecen; los soldados, cuya única misión es la defensa del termitero; y las obreras, que construyen los nidos, buscan el alimento, limpian y cuidan de la prole.

Las termitas son vulgarmente conocidas por constituir plagas en la construcción y en los productos ornamentales, al alimentarse de la celulosa de la madera. Para poder hacerlo necesitan de la acción de protistas flagelados simbiontes que albergan en la parte posterior de su tracto digestivo. Hay también géneros que poseen colonias bacterianas en su boca gracias a las cuales pueden degradar lignina. Las más avanzadas, con especies como las que hace referencia este estudio, realizan siembras de hongos.

Hay descritas unas 2300 especies de termitas en el mundo, dándose la mayor diversidad en los trópicos y zonas subtropicales. En la Península Ibérica, podemos encontrar hasta tres especies, Reticulitermes lucifugus, la principal plaga de isópteros en España; Kalotermes flavicollis, la más importante de la región mediterránea; y Cryptotermes brevis, bastante más escasa en nuestro país. Sin embargo, hay que decir, que estas especies locales no construyen montículos.

La citada investigación pone de manifiesto el importante papel ecológico de estos insectos, generalmente sólo conocidos por constituir plagas de la madera. El citado estudio puede llevar a replantearse todo el conocimiento sobre la evolución de las zonas secas, puesto que estos ecosistemas son mucho más resistentes a la desertificación de lo que se creía anteriormente. Y es que la acción no sólo de termitas, sino también de hormigas, perritos de las praderas o cualquier otro animal capaz de construir montículos (la biodiversidad en definitiva), genera ecosistemas más robustos, menos propensos a colapsarse y mejor preparados para hacer frente a los desafíos del cambio climático. 

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