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La imparable plaga del mejillón cebra

ejemplar de mejillón cebra cuya plaga sigue extendiéndose por España

12 Febrero, 2015

El mejillón cebra continúa con su expansión por las aguas interiores de la Península Ibérica. A pesar de todas las medidas adoptadas por las diferentes administraciones, la plaga de este pequeño molusco sigue agravándose. Prueba de ello es la incesante publicación de informaciones sobre la aparición del mejillón en nuevas áreas o sobre las restricciones que van a implantarse para tratar de combatirlo. Y es que la preocupación por esta especie invasora es máxima, teniendo en cuenta la gravedad de los impactos que ocasiona, así como la rapidez en la dispersión y colonización de nuevos territorios.

El mejillón cebra (Dreissena polymorpha) es un molusco bivalvo de agua dulce y salobre descubierto en el Río Ural en 1769. Su origen puede localizarse en la región mediterránea oriental al sureste de Rusia, en el área ocupada por los mares de Aral, Caspio y Negro. Desde allí, gracias a sus características biológicas (gran tolerancia a variaciones de salinidad y temperatura; capacidad de resistir varios días fuera del agua, etc.) y a la actividad humana, se fue extendiendo por Europa y Asia a lo largo de los últimos siglos; llegando a colonizar también amplias zonas de América del Norte, donde se detectó por primera vez a finales de los años 80 del pasado siglo XX.

España se vio libre de la expansión de la especie hasta que en el verano de 2001 fue citada por primera vez, y en densidades significativas, en un embarcadero del embalse de Ribarroja, en la provincia de Tarragona. A partir de ese momento, ha ido colonizando diferentes embalses de distintas cuencas hidrográficas. A día de hoy son cinco las afectadas: Ebro, Júcar, Segura, Guadalquivir y Cantábrica. A nivel de comunidades, la plaga está presente en Andalucía, Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja, Navarra, País Vasco y Comunidad Valenciana. Este grado de expansión por el territorio nacional sólo puede ser explicado como consecuencia de actos fortuitos ligados al movimiento de embarcaciones y los trasvases de agua de unas zonas a otras. Por eso, una de las principales medidas que suele tomarse para evitar dicha dispersión es la prohibición de la navegación en determinadas masas de agua.

Con respecto a su impacto, el mejillón cebra es una de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo. Produce graves alteraciones en las características físico-químicas de los ecosistemas acuáticos, siendo también responsable de la eliminación o desplazamiento de especies autóctonas amenazadas, además de ser hospedador de ciertos vectores que pueden incidir en otros organismos. Por otro lado, causa enormes daños directos en tuberías, depósitos, embarcaciones, motores, turbinas, etc. El molusco es capaz de poner en peligro el abastecimiento de agua agrícola, industrial y de los núcleos urbanos, originando en definitiva grandes pérdidas económicas.

La lucha contra esta plaga invasora se centra más en evitar su expansión hacia nuevas áreas que en la erradicación de aquellas zonas en las que ya se ha establecido, debido a la práctica imposibilidad de acabar con sus poblaciones. Hasta ahora la divulgación del conocimiento de la especie y sus efectos ha sido la herramienta más útil. El control químico es muy efectivo, pero el tipo de ambiente no aconseja su empleo al verse afectados otros tipos de organismos. En este sentido hay abiertas diferentes investigaciones que tratan de obtener aquellas sustancias químicas capaces de acabar con el mejillón cebra pero que al mismo tiempo sean inocuas con otras especies y el ecosistema. Por otro lado, en EEUU se está probando un tratamiento en el que se emplea una cepa artificial de bacterias del género Pseudomonas que genera una toxina específica contra este molusco invasor. 

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