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Encuentran en Murcia marcas fósiles de lo que podría ser una cucaracha gigante

Encuentran marcas fósiles que podrían pertenecer a una cucaracha gigante extinta

18 Enero, 2024

Las cucarachas son las reinas del control de plagas, con el permiso de las chinches de cama. Muchos de nuestros post tratan sobre los diferentes métodos de desinsectación que se pueden aplicar para eliminar las plagas de cucarachas. También hemos hablado de su importante función en los ecosistemas. Desde luego, pocas personas sienten simpatía hacia ellas. El miedo o el asco suelen ser las reacciones más comunes. Por esta razón, el descubrimiento realizado en España, del que hablaremos a continuación, podría provocar alguna que otra taquicardia.

Investigadores de la Universidad de Huelva, del Museo de Etnografía y Ciencias de la Naturaleza de Jumilla, de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de La Rioja han identificado, en el yacimiento de La Sierra de las Cabras en Jumilla (Murcia), una huella fósil de un insecto que pudo medir entorno al metro de longitud. No sólo eso, los científicos creen que podría tratarse de una especie de cucaracha, si bien es cierto que no han podido ubicarla en ninguno de los grupos conocidos de este tipo de artrópodos. El “bicho gigante” ha sido nombrado como Aenigmatipocus jumillensis. El descubrimiento ha sido detallado en un artículo de la revista Journal of Iberian Geology.

Lo primero que hay que aclarar es que, lo que se ha encontrado, no es un fósil típico; es decir, restos de huesos de animales que han acabado convirtiéndose en piedra. Obviamente, los insectos son organismos invertebrados. La forma más conocida en la que han llegado hasta la actualidad, insectos de hace millones de años, es en la resina fosilizada, el conocido como ámbar. Lo que se ha encontrado en Murcia es estrictamente un icnofósil, habitualmente constituidos por restos de deposiciones, huellas, huevos, nidos o cualquier tipo de impresión dejada en el sustrato por un organismo vivo. En el caso concreto que nos ocupa se trata de una marca o huella dejada por el insecto, al ser arrastrado por una corriente en un entorno lacustre o masa de agua de poca profundidad.

Las marcas encontradas presentan un patrón formado por un conjunto de tres huellas o tríadas, sub-paralelas entre sí y dispuestas en grupos alternos. Los investigadores han analizado todas las posibilidades biomecánicas compatibles con un diseño anatómico que pudiera dejar la impresión de tres apéndices alternos. Los apoyos serían sólo de las extremidades de un lado del organismo, siendo el desplazamiento por traslación.

Los resultados del análisis han permitido a los científicos concluir, que las marcas dejadas por el cuerpo arrastrado del animal, son compatibles con un organismo que tenía seis apéndices dispuestos en una serie de tres, a cada lado del cuerpo. Los únicos seres que presentan dicha distribución son los hexápodos, es decir, los insectos. Sin embargo, no descartan otras opciones de organismos con más apéndices pero que sólo hubieran dejado la impresión de tres. Podría tratarse de un decápodo (cinco pares), grupo al que pertenecen los cangrejos, o incluso, menos probable, un octópodo (cuatro pares) como una araña o un escorpión.

Con respecto al tamaño, los autores del estudio lo han estimado a partir de la distancia entre la separación de la primera y la tercera tríada. Dicha distancia tiene un valor medio de 55 cm, por lo que estaríamos ante uno de los insectos más grandes del registro fósil. En la actualidad los artrópodos más grandes pertenecen al grupo de los coleópteros o escarabajos, como Batocera wallacei, de unos 26,7 cm de longitud o Dynastes hercules, de 18 cm. También entre los blatodeos o cucarachas se pueden encontrar ejemplos de insectos gigantes. La cucaracha fósil más grande encontrada hasta la fecha pertenece al Género Apthoroblattina, que podía alcanzar los 45 cm de longitud. Las cucarachas vivas más grandes son de la especie Megaloblatta blaberoides, llegando a los 18,5 cm.

Por tanto, la huella fósil podría haber sido dejada perfectamente por una cucaracha gigante. Es cierto que todo ello es una suposición, puesto que, como reconocen los investigadores, no se conoce ningún organismo fósil, ni su equivalente actual, que se corresponda exactamente con las características de las marcas encontradas. Desde luego, más de una persona desearía que esta suposición no se correspondiera con la realidad.

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