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La producción industrial de insectos: algo más que comer bichos

La gran variedad de aplicaciones de la cría industrial de insectos, más allá de comer bichos

3 Enero, 2023

Los insectos son el grupo animal del que más tratamos en esta sección. Descubrimientos científicos o curiosidades acerca de estos artrópodos, suelen atraer nuestra atención. Pero sobretodo, hablamos de las plagas que pueden llegar a ocasionar y de los métodos que podemos aplicar para controlarlas. Cucarachas, hormigas, chinches de cama o avispas son eliminadas por empresas de control de plagas como Biodal Control Ambiental, empleando para ello diferentes tratamientos de desinsectación. Sin embargo, existe otro sector que se dedica a hacer radicalmente lo opuesto a nosotros: la producción industrial de insectos. Más allá de la alimentación, humana o ganadera, la cría de insectos puede tener grandes utilidades. Lo vemos a continuación.

Leemos estos días que una empresa biotecnológica pretende abrir en Salamanca la mayor fábrica de insectos del mundo. Abarcará 90.000 metros cuadrados de superficie, contará con 250 trabajadores y tiene como objetivo producir 100.000 toneladas anuales de proteínas, procedentes de la cría de insectos. España pasará así a formar parte de la primera línea de este sector, con grandes expectativas de futuro. Sin embargo, sus promotores no esperan que las personas sustituyan la carne o el pescado por la harina de insectos. Lo que ocurre es que, actualmente, el ganado y lo seres humanos compiten por los recursos naturales para su alimentación. Según la FAO, en 2030 faltarán 60 millones de toneladas de proteína para poder satisfacer la demanda mundial esperada, un 40% del total. La harina industrial de insectos podría paliar claramente esta situación, pues reduciría la cantidad de tierras cultivables que se necesitan para producirla o el volumen de agua consumida. Según los promotores de esta iniciativa, la alimentación animal se realizaría de una manera ultra-eficiente, mediante el empleo de estas harinas de insecto para fabricar piensos. Y no sólo eso, con la inversión prevista, de unos 80 millones de euros, además de lo anterior, aspiran obtener productos para la alimentación de las mascotas, cada vez más numerosas, otros para el empleo en la agricultura y también diversas aplicaciones biotecnológicas.

La compañía trabaja con el conocido como gusano de la harina (Tenebrio molitor), en realidad un escarabajo de la Familia Tenebrionidae. Cuentan con la rapidez del ciclo de vida de esta especie y pretenden aprovechar además todas sus fases, desde el huevo, pasando por las larvas, las pupas y por supuesto los adultos; obteniendo en cada una de esas fases los distintos productos: proteínas, grasa, biofertilizante y quitosano. Así, de las larvas se pueden obtener, además de proteínas, grasas de gran calidad, con un perfil oleico que podría compararse al aceite de oliva o al de girasol y con un perfil linoleico semejante al de algunos frutos secos. A partir de esta materia prima se pueden fabricar piensos de alta calidad, destinados a la alimentación del ganado porcino y avícola, además de en la acuicultura. En esta última, se reduciría enormemente el empleo de harinas de pescado, las cuales, hoy por hoy, hacen a esta industria poco sostenible.

Con respecto a los escarabajos adultos, lo interesante reside en su exoesqueleto y su componente fundamental, la quitina. Este polímero, el más abundante de la Tierra después de la celulosa, se puede transformar en quitosano, con gran variedad de aplicaciones bio-industriales. Se puede emplear para la fabricación de plásticos biodegradables no contaminantes, puesto que no contienen químicos y no dejan residuos microplásticos, todo lo contrario, nutren el suelo. También en el tratamiento y depuración de aguas residuales, incluidas las procedentes de minería, puesto que el quitosano es capaz de encapsular los metales pesados. Otros usos de este biopolímero se pueden dar en la agricultura, como ayudante del crecimiento de las plantas, puesto que las protege frente a infecciones por hongos; en industria alimentaria, para la coagulación de caseínas de leche y producción de quesos o en la clarificación del vino y la cerveza. La industria médica y farmacéutica puede aprovechar el quitosano por sus propiedades antibacterianas y antimicrobianas, mediante la fabricación de apósitos y vendajes. La industria textil también es un potencial consumidor de este producto. Se puede sacar provecho hasta de los excrementos de estos insectos, que pueden emplearse en la producción de biofertilizantes.

Como vemos, la cría industrial de insectos es una interesante iniciativa con múltiples aplicaciones. Tanto que casi podríamos modificar esa popular expresión por esta otra: “del tenebrio, hasta los andares”.