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Conociendo a los dermápteros, llamados tijeretas o cortapichas

Las tijeretas o cortapichas, ¿son una plaga?

30 Junio, 2022

Hace unos días tuvo lugar un curioso “momento viral”, relacionado con el mundo de los insectos. En la red social Twitter, entre sus trendig topic o tendencias, se produjo un intenso debate acerca de la forma en que la que se conoce vulgarmente a los dermápteros, pequeños bichos alargados provistos de unos característicos cercos al final de su abdomen. La manera más formal para denominarlos es tijeretas, pero es cierto que también es común referirse a ellos como cortapichas. Al parecer, este último término es el que precisamente causó un verdadero impacto, puesto que en determinadas zonas de España era totalmente desconocido; provocando multitud de comentarios de asombro, de duda y humorísticos. Aprovechando esta particular tendencia, más allá del nombre que le podamos dar, hablaremos a continuación de estos insectos, los dermápteros, para conocerlos un poco mejor. ¿Son una plaga? ¿Por qué aparecen en ocasiones en infraestructuras humanas?

Los dermápteros, Orden Dermaptera, es un grupo de insectos relativamente pequeño, del que se conocen “sólo” unas 2000 especies. Son bichos de talla pequeña a mediana, entre los 4 y los 80 mm de longitud, alargados, de cuerpo ligeramente aplanado, de coloración castaño oscura a negra. Sus alas anteriores tienen aspecto elitroide, algo similares a las que presentan los escarabajos, y recubren a las posteriores, de aspecto membranoso. Por lo general, viven bajo las piedras, entre la vegetación o en la corteza de los árboles. Las tijeretas son insectos hemimetábolos, es decir, con metamorfosis incompleta, presentando de 4 a 6 fases juveniles o estadios ninfales. Es un orden distribuido principalmente por regiones tropicales y templadas, siendo las primeras donde se presentan la mayor diversidad de especies. Pueden aparecer en regiones más frías, aunque esto es consecuencia de introducciones humanas. En España, la especie más conocida es Forficula auricularia, aunque también pueden encontrarse otras como Labiduria riparia, Labia minor o Euborelia moesta. Con respecto a su alimentación, los dermápteros tienen una dieta omnívora, siendo en su mayoría saprófagos, detritívoros y fitófagos. Algunas de las especies más primitivas son depredadoras, por lo que se emplean en el control biológico de plagas, ya que se alimentan de larvas de mariposas o escarabajos que afectan a cultivos de cereales, maíz, algodón, soja o sorgo.

Como hemos mencionado, su elemento corporal más distintivo es su par de cercos terminales, con diferencias de aspecto y longitud entre machos y hembras, así como entre las distintas especies. Estos cercos posteriores cumplen un papel decisivo tanto para la captura de presas como en el cortejo previo al apareamiento. Su aspecto intimidante es una de las razones de su aparente mala fama entre muchas personas. También la existencia de algunas leyendas infundadas, sobretodo en el mundo anglosajón, que aseguran que estos bichos se introducen en el oído de los humanos.

Aún con todo, se trata de insectos muy habituales y que suelen formar parte de esa pequeña fauna con la que convivimos. Aunque, como hemos mencionado, su hábitat natural es el medio silvestre, también pueden habitar en el interior de infraestructuras humanas, especialmente en zonas con humedad elevada. Es frecuente, por ejemplo, que nuestros técnicos se encuentren ejemplares de tijeretas en las trampas adhesivas de captura que empleamos para vigilar y monitorizar diferentes tipos de instalaciones. Aun así, su presencia es ocasional y nada peligrosa para las personas, por lo que no suelen ocasionar problemas de plagas en zonas urbanas. Sin embargo, algunas especies de tijereta, como la mencionada F. auricularia, sí que pueden resultar una plaga para ciertos cultivos. Causan daños en plantas ornamentales como las rosaledas, ya que estropean los pétalos de los que se alimentan; así como en frutales como albaricoqueros, melocotoneros, manzanos y ciruelos. Incluso hay casos, como la misma F. auricularia, que puede actuar como controlador y plaga al mismo tiempo.