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Obtienen insecticidas para el control de plagas a partir de biocombustibles

Obtener insecticidas para eliminar plagas, a partir de la producción de biocombustibles

16 Junio, 2022

El diseño de nuevas herramientas para el control de plagas es una necesidad constante con la que cuenta el sector de la sanidad ambiental, el cual se enfrenta a retos tan importantes como la aparición de resistencias a la acción de productos biocidas, a la cada vez mayor regulación y limitación en el uso de estos químicos o a las exigencias de la sociedad en general, acerca de un entorno más ecológico. Por ello, la aparición de soluciones innovadoras para luchar contra todo tipo de organismos nocivos, es siempre una buena noticia.

Una de estas últimas innovaciones consistiría en la obtención de insecticidas para el control de las plagas de los productos almacenados, a partir de derivados obtenidos en la producción de biocombustibles. Investigadores del Servicio de Investigación Agrícola (USDA-ARS), del Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) y de la Universidad Michigan State, todas entidades de EEUU, afirman que es posible generar insecticidas para este tipo de plagas, aprovechando algunos subproductos que se generan en la producción de biocombustibles, a partir de materias primas renovables, biológicas, pero no relacionadas con la alimentación, como puede ser la biomasa lignocelulósica o las algas. Los resultados de la investigación, donde se recoge esta nueva técnica, aparecen recogidos en un artículo publicado en la revista Journal of Economic Entomology.

En concreto, dichos subproductos actuarían de una forma similar a como lo hacen los insecticidas reguladores del crecimiento. Como recordamos, estos reguladores no matan al insecto sino que alteran los mecanismos que permiten su metamorfosis, inhibiendo la producción de quitina, principal componente de su cutícula. Los individuos expuestos no pueden alcanzar el estado adulto, produciéndose malformaciones e impidiéndose las distintas mudas; por lo que, no llegan nunca a reproducirse.

En la generación de biocombustibles, la biomasa es sometida a un proceso conocido como pirolisis, bajo condiciones de alta temperatura en ausencia de oxígeno. En este proceso, según el estudio, se obtienen subproductos en forma de bio-aceites con capacidades similares a las de algunos inhibidores del crecimiento de los insectos, los conocidos IGR, tales como el metapreno. Este último es empleado, por ejemplo, en la formulación de algunos geles insecticidas para controlar plagas de cucarachas y hormigas.

Dichos subproductos resultaron no ser demasiado nocivos para los insectos adultos. Sin embargo, sí que resultaron bastante eficaces frente a las etapas juveniles de algunas plagas comunes de los productos almacenados como los falsos gorgojos de la harina (Tribolium castaneum y T. confusum). Los resultados de la investigación mostraron que la exposición a estos bio-aceites residuales, impidieron que la mitad de las larvas de estudio alcanzaran el estado adulto. Incluso a bajas concentraciones, los insectos sufrieron malformaciones a lo largo de su desarrollo, que les impidieron alcanzar con normalidad su máximo grado de madurez.

Los investigadores creen que se pueden llegar a comercializar dichas sustancias como insecticidas para combatir plagas de productos almacenados, aunque aseguran que deberían combinarse con un biocida que actúe sobre los adultos, para maximizar así la eficacia de los tratamientos de control. Aseguran que presentan unas claras ventajas con respecto a la producción de otros tipos de insecticidas. Por un lado, medioambientales, puesto que estiman que las emisiones de gases de efecto invernadero, producidas en la génesis de estos sub-productos, se ven reducidas entre un 25 % y un 61 % en comparación con las emitidas en la producción de un insecticida a base de combustibles fósiles o piretroides. También presenta ventajas económicas, puesto que la producción del bio-aceite insecticida tiene un coste de menos de un dólar por kg. En comparación, el metapreno mencionado puede llegar a suponer hasta 189,06 dólares por kg.