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Descubren cómo algunos insectos hacen frente a los parasitoides

¿Por qué algunos insectos plaga son capaces de eludir a sus avispas parasitoides?

2 Diciembre, 2021

El empleo de insectos parasitoides, generalmente avispas, es una de las técnicas más conocidas que se emplean en el control biológico de plagas. Este tipo de estrategias, aplicadas frecuentemente para el control de plagas vegetales, suelen ser bastante efectivas y tienen como ventaja sustancial la minimización del empleo de productos fitosanitarios. Sin embargo, este método no es infalible. En algunas ocasiones, las hormigas, con su defensa activa de pulgones y cochinillas, de las cuales se alimentan; hacen fracasar a este tipo de control biológico. En otras ocasiones, los insectos plaga parecen eludir a sus enemigos parasitoides sin que se sepa claramente la causa. Esto era así hasta ahora, puesto que una investigación ha descubierto cómo ciertas plagas han conseguido vencer a las avispas. Lo vemos a continuación.

En primer lugar, debemos recordar cómo funciona exactamente el empleo de insectos parasitoides. Las hembras de este tipo de avispas, de forma natural, ponen sus huevos en el interior del cuerpo de otros insectos, generalmente en sus larvas. Al eclosionar, las larvas de la avispa parasitoide tienen a su disposición toda una despensa viviente. Ni que decir tiene que el hospedador termina muriendo. De la misma forma, empleando a estos insectos intencionadamente, se consigue frenar muchas plagas agrícolas o forestales. Sin embargo, ciertas avispas parasitoides eran incapaces de desarrollarse en determinadas especies de insectos. Una investigación realizada por científicos del Departamento de Genética de la Universidad de Valencia, en colaboración con investigadores de Japón, Canadá y Corea del Sur, ha descubierto que ciertos grupos de genes, denominados factores letales del parasitoide, podrían ser responsables de ello.

En concreto, estos genes están presentes en varios grupos de virus ADN, que son capaces de infectar a los insectos. Según los investigadores, se establece una especie de competencia entre estos virus y los parasitoides por el acceso a un mismo anfitrión. Esto quiere decir que si un insecto es infectado e infestado al mismo tiempo por un virus y un parasitoide, la actividad de la proteína codificada por el grupo de genes del virus resulta tóxica para el parasitoide. De esta forma, el virus afecta al insecto huésped de manera exclusiva. En otras ocasiones, también han observado que es el propio parasitoide el que infecta a su anfitrión con el virus portador de estos genes. La proteína resultante no es tóxica para este parasitoide vector del virus pero sí para otros. Así, el factor letal descrito se sigue propagando.

Los científicos han detectado que estos genes letales para los parasitoides se han transferido en múltiples ocasiones al genoma de algunas especies de lepidópteros, tales como polillas y mariposas. Esto es posible porque a lo largo de la evolución, algunos insectos sobrevivieron a la infección del virus portador de dichos genes. Tras un mecanismo de transferencia genética horizontal entre virus e insectos, éstos últimos incorporaron a su genoma el grupo letal de genes. El ser portadores de dichos genes confirió a los insectos protección frente a la parasitación, por lo que este rasgo se heredó de generación en generación.

Los autores de la investigación ponen de relieve la complejidad del proceso evolutivo parasitoide/anfitrión y destacan la participación de los virus en la competición por la supervivencia del más adaptado. El trabajo ha revelado además nuevos aspectos acerca del sistema inmune de los insectos. Los resultados, según los investigadores, son de gran importancia para entender y mejorar los sistemas de control biológico de plagas, no sólo mediante el empleo de insectos parasitoides, sino también a la hora de usar virus y bacterias entomopatógenas.