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La pandemia controla una plaga de ardillas en una universidad de México

La pandemia ha controlado la plaga de ardillas que sufría el campus de la Universidad Autónoma de México

9 Junio, 2021

Cualquier animal es susceptible, bajo determinadas circunstancias, de convertirse en una plaga. Y no necesariamente debe tratarse de una especie exótica invasora, puesto que también ocurre con algunos organismos autóctonos. Esto es lo que ha sucedido precisamente en México, con una especie de ardilla arborícola; cuyas elevadas densidades y sus correspondientes daños en el entorno, la han convertido, desde hace unos años, en todo un problema en ciertas zonas del país americano. En concreto, las grandes poblaciones de este roedor han causado estragos en el campus de la Universidad Autónoma de México (UNAM), en Ciudad de México, el campus en español más grande del mundo. Hasta ahora, puesto que la pandemia ha tenido un efecto inesperado en estas ardillas.

La ardilla gris mexicana (Sciurus aureogaster) es un roedor originario de Guatemala, además del este y sur de México, perteneciente a la Familia Sciuridae. Como se ha comentado, es de hábitos arborícolas, puesto que también existen en el país otras especies terrestres. En condiciones normales, suelen alimentarse de brotes de plantas y frutos, alcanzando unas densidades de tres o cuatro ejemplares por hectárea. Sin embargo, en determinadas zonas de Ciudad de México, en parques, jardines y especialmente en el campus de la Universidad, las ardillas han superado sobradamente sus densidades naturales, habiéndose detectado de 30 a 40 individuos por hectárea e incluso más. Pero, ¿a qué se debe esta superpoblación de ardillas? Los expertos lo achacan a dos factores principales, la ausencia de depredadores naturales de los roedores en las ciudades y, sobretodo, a su alimentación por parte de la población. Las ardillas suelen generar simpatía en las personas, nada que ver con sus parientes lejanos, las ratas y los ratones. Por esa razón, suelen ser alimentadas con bastante frecuencia en las zonas verdes donde viven, provocando cambios en su ciclo biológico y haciendo que prosperen hasta alcanzar poblaciones problemáticas.

En condiciones normales, las ardillas grises sólo se reproducen durante la estación húmeda, puesto que es cuando tienen alimentos disponibles suficientes. Sin embargo, durante la estación seca, la escasez de alimentos anula su capacidad reproductiva, actuando esta alternancia de estaciones como un regulador natural de sus poblaciones. Sin embargo, en el campus de la UNAM, los roedores son alimentados por estudiantes y profesores, además de que pueden consumir los restos de alimentos dejados por éstos cuando se sientan a comer en el césped de la ciudad universitaria. La consecuencia de ello es que las hembras de ardilla pueden ovular hasta 5 veces al año, en lugar de una, provocando así el auge de sus poblaciones. La supervivencia de las crías, ante tal disponibilidad de alimento, aumenta de forma exponencial, saliendo adelante la práctica totalidad de las camadas.

Pero no sólo por su elevado número puede considerárselas una auténtica plaga. Como roedores que son, necesitan constantemente desgastar sus incisivos, por lo que los daños en materiales, mobiliario, estructuras y equipamiento del campus universitario son continuas. Las ardillas han llegado a destruir las colecciones de maíz prehispánico que algunas facultades albergaban en sus laboratorios. Además, se suelen refugiar en lugares cálidos y ventilados, por lo que tienden a anidar en estaciones de luz y lugares con cableado eléctrico. Los cortes en el suministro de luz o en el servicio de internet son constantes, por los daños provocados en cables y conducciones. El coste económico que supone la subsanación de todos estos daños es considerable. Con respecto a la salud pública, estos roedores también pueden ser vectores de transmisión de diferentes patógenos que pueden afectar al ser humano. En definitiva, las ardillas llevan años trayendo de cabeza a la comunidad universitaria.

Sin embargo, la pandemia ha venido a resolver, en parte y temporalmente, este problema. La ausencia de estudiantes y trabajadores en las dependencias universitarias, debida a los sucesivos confinamientos para evitar los contagios, ha reducido la cantidad de residuos disponibles y ha eliminado los comportamientos de alimentación. Las poblaciones de ardillas grises universitarias se han visto afectadas de forma drástica. El caso es un ejemplo perfecto de que evitar determinados comportamientos, como dar de comer a animales en la vía pública, o una correcta gestión de los residuos urbanos, son claves a la hora de controlar muchas plagas, mucho más habituales que las ardillas, como son las cucarachas, las ratas o las palomas.