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Una app móvil ayuda a frenar las plagas de langostas en África

Una app móvil ayuda al control de una plaga

7 Mayo, 2021

El pasado año 2020 estuvo prácticamente marcado por la pandemia de la COVID-19, siendo la principal preocupación para la mayor parte de los habitantes del planeta y ocupando gran parte de las noticias e informaciones a nivel mundial. La pandemia ha actuado también como enmascaradora de otros muchos problemas, con gran relevancia para las personas, haciendo que éstos hayan pasado prácticamente desapercibidos. Es lo que ha ocurrido precisamente con la grave plaga de langostas que, desde el año pasado, ha asolado varias áreas de Asia y África, afectando notablemente al modo de vida y a la seguridad alimentaria de regiones especialmente vulnerables, como el denominado Cuerno de África. A pesar de haber quedado relegada a un segundo o tercer plano, esta situación no ha sido del todo olvidada, puesto que se han llevado a cabo diferentes tipos de estrategias para tratar de combatir a este temible insecto plaga. Una de ellas ha echado mano de una tecnología muy común en la actualidad.

El cambio climático como factor global, junto con unas condiciones atmosféricas favorables y las correspondientes lluvias estacionales, alternadas con periodos de sequía, crearon el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de estos enjambres de langostas. Ya hemos hablado en alguna ocasión sobre las langostas (Schistocerca gregaria, entre otras), consideradas como la plaga migratoria más destructiva del mundo, por sus enormes daños a las cosechas. A principios de 2020, millones de estos insectos cruzaron desde la Península Arábiga hacia el este de África. Las langostas invadieron en masa regiones enteras de Kenia, Etiopía y Somalia, países que no sufrían este problema desde hacía varias décadas. Esta situación obligó a varios organismos a tomar cartas en el asunto, todo ello bajo la coordinación de la FAO.

Las campañas de control de la plaga consistieron básicamente en fumigaciones aéreas. Se emplearon diferentes tipos de aeronaves equipadas con dispositivos de fumigación para rociar con biocidas a los grandes enjambres de langostas. Pero, ¿cómo se localizan dichos enjambres? ¿Existe alguna forma de pronosticar dónde éstos van o surgir o la ruta que van seguir en sus desplazamientos? Para resolver estas cuestiones, en un primer momento se planteó la posibilidad de desarrollar un software completo para el rastreo de las langostas. Esta idea fue sustituida por otra mucho más sencilla, la creación de una app específica para smartphones que permitiese que cualquier agricultor se convirtiera en un rastreador de la plaga.

La app está basada en una experiencia similar a la llevada a cabo para el control del denominado gusano cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda). Dicha aplicación emplea inteligencia artificial y aprendizaje automático para detectar la fase de desarrollo de las larvas, permitiendo con esta información atacar a la plaga de raíz y con la mayor rapidez posible. Lo que se hizo fue adaptar dicha app para que se pudieran reconocer las distintas fases de la langosta. Todo ello desembocó en la creación de la herramienta eLocust3m. Su funcionamiento es sencillo, puesto que el agricultor sólo tiene que introducir una serie de datos, una vez que localiza a estos insectos en sus terrenos. Dichos datos son, entre otros, fase del ciclo en el que se encuentra, es decir, si se trata de una ninfa recién emergida, un adulto inmaduro o maduro; si el área ha recibido tratamiento o no, así como la superficie estimada que puede estar afectada. Además, el agricultor puede subir fotos o vídeos de sus “capturas”. Toda esta información recopilada, junto con las coordenadas GPS, es enviada a la central de PlantVillage, desarrolladora de la herramienta. El análisis de estos datos permite anticiparse a las eclosiones de las langostas o prever con antelación sus posibles desplazamientos.

Gracias a toda esta información se pueden generar mapas con los que diseñar “rutas de fumigación”, coordinadas por satélite y adaptadas a las distintas fases de desarrollo del insecto, con el objetivo de saber cuál es el momento idóneo para atacar y frenar su ciclo biológico. La FAO estima que gracias a esta herramienta, desde su puesta en marcha en febrero de 2020, se han evitado pérdidas de productos agrícolas en la zona por valor de 1.500 millones de dólares. Esto ha permitido salvar la vida a más de 34 millones de personas. Por todo ello, herramientas similares podrían emplearse para combatir otras plagas o, incluso, otros desastres relacionados con el clima.