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Preocupación por la plaga de galeruca en Madrid

Plaga Galeruca del olmo

5 Septiembre, 2014

Ya hemos hablado en varias ocasiones de una de las plagas que más problemas está dando en el ámbito urbano, la galeruca del olmo. Estas últimas semanas han aparecido numerosas informaciones sobre los estragos que estos pequeños escarabajos están haciendo en los árboles de numerosas localidades de la Comunidad de Madrid, incluida la propia capital.

La galeruca del olmo, Galerucella luteola, es un coleóptero de la familia Chrysomelidae cuyo ciclo anual comienza en primavera, con la aparición de los primeros brotes en los olmos, cuando los adultos que han pasado el invierno protegidos en sus refugios, salen al exterior y comienzan a alimentarse de las hojas. A los pocos días, tiene lugar la reproducción, las hembras depositan sus huevos y de ellos emergen las orugas que también se alimentan vorazmente de las mismas hojas. Transcurridos unos 20 días, las larvas descienden al suelo para pupar, entre la hojarasca, bajo alguna piedra o enterradas superficialmente. Pasados 10 días, los nuevos adultos o imagos aparecen y reinician el ciclo completo.

De esta forma, pueden desarrollarse de 2 a 4 generaciones anuales. Con la llegada del frío, los adultos buscan refugio para pasar el invierno, entre las hojas del suelo, en la corteza del árbol pero también en oquedades y orificios de viviendas y demás edificios. Es aquí donde mayor incidencia tiene en la población, puesto que penetran en grandes cantidades en los hogares causando gran alarma social.

Los daños en los olmos son graves, a pesar de lo que afirman los técnicos municipales para tranquilizar a la ciudadanía, y los efectos son claramente visibles por las calles madrileñas. Las larvas se alimentan del parénquima de la hoja, respetando la epidermis del haz, mientras que los adultos se comen la hoja, realizando agujeros completos y respetando sólo los nervios. Los árboles jóvenes son más susceptibles al ataque que los de mayor edad. La consecuencia que tiene es que se dificulta el proceso fotosintético del ejemplar, el cual se debilita haciéndole así más propenso al ataque de otras plagas y patógenos.

La polémica está servida. Se acusa a las autoridades locales de dejadez y sobretodo de falta de recursos económicos debido a los recortes para el control fitosanitario del arbolado. Se ha llegado a relacionar esta situación con los episodios de caída de ramas y árboles que han ocurrido últimamente, sobretodo en la ciudad de Madrid, a pesar de que en la mayoría de los casos no han sido olmos los protagonistas.

La posible solución a este problema pasa por la realización de un control químico, mediante pulverización con alfa cipermetrin sobre copa y tronco. Las épocas de aplicación adecuadas son en primavera, con la brotación de los olmos, para combatir a los adultos y en verano para hacer frente a las larvas. Sin embargo, también se achaca al uso indiscriminado de biocidas los repuntes poblacionales. A pesar de ello, se citan pocas alternativas al uso de químicos.

La situación, por tanto, lleva al diseño y desarrollo por parte de las autoridades de una adecuada estrategia de control, puesto que ésta ha dejado de ser una plaga que causa sólo cierta alarma social para convertirse en una que está ocasionando serios problemas. 

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