La ignorancia sobre los insectos que lleva a episodios de miedo colectivo

14 Enero, 2021

Los insectos y otros bichos, no suelen ser de los animales más apreciados. Y no sólo nos referimos a aquellos que constituyen molestas plagas como las cucarachas, las chinches de cama, las pulgas o los mosquitos. En general, los artrópodos son de los seres vivos más incomprendidos y desconocidos. Dicho desconocimiento, unido a las desinformaciones que corren como la pólvora gracias a las redes sociales, llevan a que se generen episodios de miedo colectivo relacionados con ellos.

Un ejemplo claro de ello lo encontramos en un interesante artículo publicado en la revista National Geographic. La publicación recoge el re-descubrimiento en el año 2019 de la que hoy es conocida como la abeja más grande del mundo. Se trata de la conocida como abeja de Wallace (Megachile pluto), originaria del archipiélago indonesio de Las Molucas septentrionales. El insecto se caracteriza por poseer unas grandes mandíbulas, además de un gran tamaño, casi 4 centímetros de longitud. A pesar de ser bastante tranquilas y nada peligrosas para el ser humano, muchas de las noticias publicadas por entonces recogían términos como “abeja de pesadilla” o “aparece terrorífica abeja gigante”. Según recoge la conocida publicación, el acontecimiento fue el inicio de la locura colectiva desatada en muchas regiones del mundo por las “avispas asesinas”.

A finales de ese año 2019, fueron detectadas en el sur de la Columbia Británica, en Canadá, y al norte del estado de Washington, los primeros ejemplares del avispón gigante asiático (Vespa mandarinia). Varias publicaciones hacían referencia a estos insectos como avispas asesinas, aunque no es un término que los entomólogos suelan emplear. El apodo caló en la opinión pública y las noticias sobre su aparición en suelo norteamericano se hicieron virales. A pesar de que esta especie invasora suele ser algo agresiva defendiendo sus nidos y que su picadura puede resultar bastante dolorosa, la denominación no se corresponde con la realidad, más propia de la trama de una película. La presencia de estos avispones es más un problema ecológico y económico que sanitario, puesto que afecta a la producción apícola. Su picadura, como ocurre con otros muchos himenópteros, sólo resulta peligrosa en el caso de personas alérgicas.

Sin embargo, la histeria colectiva se extendió por todo EEUU, y se reportaron episodios de avistamientos del insecto por todo el país. Todo ello, a pesar de que sólo se ha confirmado su presencia en un pequeño territorio. En la mayoría de las ocasiones, sólo se trataba de confusiones con especies locales de abejas y avispones, que fueron víctimas de esta histeria. Pero no sólo ocurre en EEUU. En España nos encontramos con la misma situación con respecto a la avispa asiática (Vespa velutina). En muchos casos, en aquellas regiones en las que está ya establecida, la alarma puede estar justificada. Sin embargo, también ocurren supuestos avistamientos de la velutina en zonas como Madrid, donde no existe confirmación científica de su llegada. En todos estos últimos casos se trata de confusiones con especies autóctonas de abejas, abejorros, avispas y avispones. Sin ir más lejos, este mismo verano, recibimos un aviso sobre presencia de avispa asiática en un piso del centro de Madrid. El cliente contaba que había encontrado una especie de vasijas de barro en su terraza y que por internet había descubierto que se trataba de avispa asiática. Se equivocaba, puesto que se trataba de las comunes avispas alfareras, del Género Sceliphron. Sí que es cierto que existen especies asiáticas invasoras de este género en España, pero nada que ver con V. velutina.

Pero no sólo existen incidentes de este tipo con los insectos, sino que también suele ocurrir con las arañas. La publicación reflexiona sobre el grado de desconocimiento sobre el mundo de los artrópodos que tiene la sociedad actual, en la que un niño o niña puede reconocer decenas de marcas de coches, superhéroes o personajes de ficción pero no es capaz de diferenciar un insecto de otro. Esta ignorancia, unido a la desinformación, es tremendamente perjudicial para muchos insectos locales inofensivos pero también para la salud de las personas. En estas situaciones, en el mejor de los casos, se suele recurrir a empresas de control de plagas para informarse. En el peor, las personas emplean insecticidas domésticos y otros químicos que pueden generar un gasto innecesario y desembocar en graves intoxicaciones.