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Las alas de los insectos, su origen y evolución

Origen y evolución de las alas de los insectos

8 Enero, 2021

La anatomía de los insectos sigue un patrón básico. El modelo general divide su cuerpo en tres partes principales: cabeza, tórax y abdomen. En la cabeza destacan un par de antenas y las diferentes piezas bucales, adaptadas a cada tipo de alimentación. Por su parte, en el tórax se distinguen dos pares de alas y tres pares de patas, seis patas en total, de ahí su nombre de hexápodos. La evolución y la adaptación a los diferentes modos de vida, ha hecho que, por ejemplo con las alas, haya una amplia variedad de modalidades distintas.

Un estudio científico desarrollado por el Marine Biological Laboratory (MBL), en EEUU, ha podido demostrar el origen concreto de estos apéndices, algo que hasta ahora causaba cierta controversia entre los expertos. Al parecer, las alas de los insectos evolucionaron a partir de excrecencias en las patas de un crustáceo. El hallazgo ha sido recogido en un artículo publicado en la revista Nature Ecology and Evolution.

Los investigadores combinaron las aportaciones realizadas en artículos científicos de hace años con enfoques genómicos de última generación. De esta forma llegaron a la conclusión de que las alas de los insectos evolucionaron a partir de lóbulos en las patas de un tipo de crustáceo ancestral. Después de que este invertebrado marino consiguiera conquistar el medio terrestre, los autores creen que los segmentos de las patas más cercanos a su cuerpo se incorporaron a la pared del mismo, durante el desarrollo embrionario, seguramente para poder soportar mejor su peso en la tierra. Con el paso del tiempo, estos lóbulos de las patas se movieron en dirección dorsal, dando lugar a las alas.

Esto se ha podido deducir gracias a que en 2010 se comprobó que los insectos estaban estrechamente emparentados con los crustáceos, tal y como revelan determinadas similitudes genéticas. Hasta la fecha se pensaba que estaban más relacionados con los miriápodos, es decir, con los ciempiés y milpiés. Según los autores del estudio, si uno trata de buscar un posible origen de las alas en los miriápodos no va a encontrar nada, de ahí que se creyera que las alas de los insectos son estructuras que surgieron de forma novedosa a lo largo de su evolución.

A partir de esas alas primitivas, los insectos han ido desarrollando todas las diferentes modalidades que podemos observar hoy en día. De esta forma, hay insectos que disponen de dos pares de alas funcionales, como por ejemplo las mariposas. Otros, sin embargo, tienen desarrollado sólo un par, como las moscas y los mosquitos. De igual forma, podemos encontrar ejemplos de insectos que han perdido su capacidad de volar. Varios estudios han puesto precisamente de manifiesto cómo actúa la evolución con respecto a las alas de los insectos y uno de ellos ha dado la razón a una de las teorías de Charles Darwin.

Darwin afirmó en su tiempo que los insectos que habitan en islas se irían, poco a poco, olvidando de volar. Un estudio entomológico realizado en varios archipiélagos cercanos a Australia y la Antártida podría darle la razón. Los investigadores han detectado que una especie de polilla que vive en la isla subantártica de Marion sólo es capaz de arrastrarse y algunas especies de moscas, presentes también en la mencionada isla, sólo poseen la capacidad de caminar. La investigación ha sido llevada a cabo por personal de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash.

Una de las razones principales de que estos insectos se hayan olvidado de volar es el viento, puesto que habitan en uno de los lugares más ventosos de la Tierra. El viento provoca que el vuelo de los insectos sea mucho más dificultoso y el consumo de energía que tienen que invertir en él, mucho mayor. Para ahorrar energía, los insectos de estas islas subantárticas dejan de invertir esfuerzos en poder volar, reduciendo así mismo todos los elementos que permiten esta capacidad como son las propias alas y los músculos que las mueven. De esta forma pueden centrar toda su energía en la reproducción, lo que les permite hacer frente a un tipo de ambiente con unas condiciones muy poco favorables.

Recordamos que tampoco vuelan algunas especies de cucarachas o las chinches de cama, por poner otros ejemplos con interés en el control de plagas.