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Un insecto plaga invasor amenaza a los históricos pinos de Roma

La plaga de insectos invasores que amenaza a los pinos de Roma

29 Diciembre, 2020

Se suele conocer a la capital de Italia, Roma, con el sobrenombre de La Ciudad Eterna, la urbe con la mayor concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo. Sus edificios históricos, monumentos y ruinas parecen desafiar al tiempo. Sin embargo, uno de los elementos más característicos de su paisaje, se encuentra actualmente en serio peligro. Y es que los pinos, especialmente de la especie Pinus pinea, el conocido como pino piñonero, son los árboles más característicos de las áreas urbanas romanas. Pues bien, un insecto invasor, procedente de América, hace peligrar este símbolo natural de la ciudad de Roma.

Se trata de la denominada cochinilla tortuga del pino, de la especie Toumeyella parvicornis. Este insecto plaga pertenece a la Familia Coccidae. De forma ovalada y color marrón-rojizo, de ahí su nombre, miden unos 3 mm de longitud. Recordamos que las cochinillas son un grupo de insectos hemípteros parásitos de las plantas, puesto que se alimentan de la savia de las mismas chupando directamente del sistema vascular. Conforman por ello una de las plagas fitosanitarias más habituales. El Género Toumeyella tiene una amplia distribución en las regiones Neártica (Norteamércia) y Neotropical (Centroamérica, América del Sur y Caribe), estando la mayoría de las especies descritas en los Estados Unidos. La cochinilla tortuga fue detectada por primera vez en Italia en el año 2014, concretamente en Nápoles y en varios municipios vecinos. En ese momento se pudieron observar graves infestaciones por parte de este insecto que se alimenta de la savia de los pinos, con gran producción de melaza y un impresionante desarrollo de hongos sobre dicho producto, lo que se conoce como fumagina. Se da la circunstancia que Italia es uno de los países europeos con mayor presencia de insectos exóticos invasores.

La especie está registrada como una plaga dañina de varias especies de pino en América del Norte y el Caribe. Por tanto, su presencia en Europa representa una amenaza importante para las especies nativas de pinos, así como para las actividades económicas relacionadas con ellos. La cochinilla tortuga se considera una especie destructiva que suele afectar principalmente a las ramas suculentas, de crecimiento más vigoroso. La plaga puede terminar matando al árbol afectado. La amenaza que supone aumenta puesto que, dependiendo del clima, pueden tener hasta 5 generaciones anuales, mostrando una gran adaptabilidad ambiental y una fácil aceptación de nuevos hospedadores.

En Italia aún no se ha evaluado del todo su capacidad invasora pero sí que se han detectado algunos episodios de mortalidad asociados a las infestaciones por estas cochinillas. La situación es especialmente grave en áreas urbanas, donde las infestaciones por cochinillas se están extendiendo rápidamente. A través de la costa, y en dirección norte, la plaga ha terminado llegando a Roma, donde peligran unos 60.000 pinos en terrenos públicos y 30.000 en terrenos privados. El primer ataque de las cochinillas no suelo provocar demasiados daños pero el segundo suele ser muy virulento, lo que resulta muy grave. Los expertos prevén que en dos o tres años mueran decenas de pinos romanos, por culpa de la proliferación de estos insectos plaga. Hay que tener en cuenta que muchos de los pinos de Roma son ejemplarse frágiles, por el simple hecho de habitar en ambiente urbano, por lo que la situación con la plaga se vuelve realmente peligrosa.

Por el momento, no existe un tratamiento específico para el control de la plaga, ni parece que las estrategias que se han implementado hayan resultado efectivas. Los tratamientos de endoterapia aplicados en la región de Campania sólo han resultado exitosos en un 20 o 30%. Por ello, no se tiene clara todavía la línea de actuación que se debe llevar a cabo en Roma. Se está tratando de estudiar, por ejemplo, cuáles son los enemigos naturales que podrían ayudar a combatir al insecto. Además, los expertos creen que las elevadas temperaturas, de más de 35 ºC, podrían resultar beneficiosas para frenar la plaga y en algunas zonas se ha detenido de manera natural la expansión de las cochinillas. Por tanto, no estamos ante una situación irreversible. Todavía hay tiempo para salvar a los históricos pinos de Roma, del resto de Italia y, por extensión, de toda Europa.