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La razón de que las gaviotas se aprendan nuestros horarios

Las gaviotas prosperan en las ciudades, adaptándose incluso a los horarios humanos para obtener alimento

10 Diciembre, 2020

Una de las aves marinas más características, las gaviotas, se han convertido desde hace unos años en elementos habituales del paisaje de muchas ciudades, incluso aunque éstas se encuentren en el interior, alejadas de las zonas costeras. Es lo que ocurre por ejemplo en Madrid, donde estas aves son muy abundantes durante los meses más fríos del año. Las gaviotas, llamadas despectivamente por algunos como ratas de aire, prosperan gracias a la gran cantidad de recursos que les proporcionan las áreas urbanas. Generalmente las gaviotas, de distintas especies, se alimentan en los vertederos; sin embargo, son capaces de sacar provecho de cualquier situación. Un estudio de investigación ha puesto en evidencia cómo estas aves son capaces de prosperar en estos entornos tan antropizados, desplegando comportamientos muy curiosos.

La ciudad inglesa de Bristol alberga una gran población de gaviotas, siendo una de las ciudades de Reino Unido que más sufren de su presencia. Las aves han conseguido sincronizar sus horarios de alimentación con las propias actividades humanas. Son capaces incluso de adaptarse a los horarios escolares y conocen con precisión cuándo los alumnos salen al recreo para comerse el almuerzo. De esta forma, pueden alimentarse después de sus restos. Así se desprende de un artículo publicado en Science Alert y realizado por expertos de la Universidad de Bristol.

Los investigadores pudieron comprobar cómo las gaviotas se concentraban en los tejados de los edificios colindantes a los centros escolares, entorno a las 11:15 h de la mañana, momento coincidente con la hora del recreo. También pudieron observar que la afluencia de gaviotas ocurría de forma similar a primera hora de la mañana, cuando los estudiantes entraban a clase, así como a la hora de la merienda. En todos estos momentos, los alumnos dejan restos de comida y demás desperdicios en los patios de las escuelas, con los que las gaviotas pueden alimentarse.

No es la primera vez que se registra un comportamiento similar por parte de estas aves. A las gaviotas les encantan tanto los desechos de alimentos humanos como los descartes de la pesca. Su capacidad para predecir en qué momentos están disponibles todos estos alimentos de origen humano, puede ser una de las razones que han hecho que prosperen en muchas ciudades del mundo. Por ejemplo, en los vertederos urbanos como el de Valdemingómez en Madrid, las mayores concentraciones de gaviotas, y también de otras aves como las cigüeñas o los milanos, tienen lugar durante las horas en las que se producen las descargas de los desechos. De esta forma, las gaviotas pueden predecir cuándo están disponibles las fuentes de alimentos, ahorrando así la energía activa en la búsqueda de alimento, adaptándose de igual forma a la expansión de las ciudades y a la reducción de las áreas silvestres. Algunos ejemplares son capaces de sincronizar varios horarios humanos a lo largo de la jornada, volando de un lugar a otro, en función de la disponibilidad de alimento.

La parte negativa de este éxito adaptativo es el hecho de que las gaviotas se han convertido en una auténtica plaga en algunas zonas urbanas. Su elevado número, junto con los daños que provocan por la acción de sus excrementos o el deterioro de elementos y estructuras son un hecho. Tal es así que las empresas de control de plagas ofrecen entre sus servicios, en determinadas zonas, el control de estas aves. Por el momento, y aunque estén presentes en Madrid, no parece que ocasionen demasiados problemas ni, que sepamos, hayan aprendido a robar el bocadillo a los niños madrileños, cuando éstos salen al recreo.