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Revisando el consumo de cebo de ratas y ratones

Cucarachas y otros animales que pueden consumir los cebos rodenticidas

10 Junio, 2020

La experiencia adquirida por los técnicos de control de plagas a lo largo del desempeño de su trabajo, como en cualquier otra profesión, les hace adquirir conocimientos casi instintivos, que para el resto de personas pueden resultarles del todo desconocidos. En las inspecciones y vigilancias de los distintos tipos de instalaciones, los técnicos de las empresas del sector observamos numerosos indicios y registramos datos con los que obtenemos una idea precisa de lo que está ocurriendo en cuanto al posible acceso o proliferación de plagas. Para cualquier otra persona no entrenada en estas labores, dichos indicios pueden llevar a equívocos o falsos diagnósticos, tal y como veremos a continuación.

La presencia de ratas y ratones en viviendas, comunidades de propietarios o negocios puede evidenciarse a partir de diferentes signos: avistamientos de ejemplares, localización de excrementos de roedores, registro de huellas, manchas de orina, olor, daños en alimentos y/o materiales, percepción de ruidos (chillidos o carreras), etc. Una vez detectada la infestación por ratas o ratones, y en función del diagnóstico de cada situación, se tienen que implementar las medidas de control que, como ya sabemos, pueden ser físicas o químicas. El control químico, como siempre la última opción cuando se han agotado las demás alternativas, consiste en la colocación de cebos rodenticidas, generalmente formulados con anticoagulantes, que deben ser depositados en el interior de portacebos de seguridad. Existen diferentes formas de presentación de estos biocidas, los más frecuentes son los bloques, la pasta fresca y el grano.

Una vez iniciado el tratamiento de desratización, tienen que realizarse una serie de visitas a las instalaciones afectadas, con el objetivo de comprobar si existe consumo de cebo, en qué medida se ha producido y, en su caso, proceder a reponerlo adecuadamente. De esta forma se comprueba la evolución de la infestación, la efectividad del tratamiento y se llevan a cabo las medidas correctoras que se consideren oportunas. Sin embargo, no siempre que se detecta consumo de cebo indica que existe una infestación por roedores. Esto también ocurre con los cebos empleados para monitorización, aquellos denominados placebos, que no contienen biocidas y que se utilizan para la vigilancia de las instalaciones. Veamos por qué.

Las ratas y los ratones tienen una forma particular de comerse los cebos colocados en los portacebos. Por lo general, pueden observarse perfectamente las marcas de los incisivos en el producto. Además, si el cebo en bloque está insertado en una varilla, los roedores, principalmente los ratones, lo van girando a medida que lo va consumiendo, dándole un característico aspecto redondeado. Si el cebo ha desaparecido totalmente, en el interior del portacebos pueden registrarse indicios que nos delatan su actividad, tales como huellas, rastros, orina o excrementos. Pero, ¿existen otros organismos que pueden alimentarse de estos rodenticidas?

La respuesta a esta pregunta es afirmativa, de ahí que puedan producirse equívocos en el diagnóstico de la posible infestación. Si el portacebos está colocado en un jardín, los caracoles terrestres o las babosas pueden aprovecharse de los cebos, alimentándose de ellos. En estos casos, en los bloques y especialmente en la pasta aparecen raspaduras, provocadas por la rádula, el aparato bucal de estos gasterópodos. Además, el rodenticida suele estar impregnado de las característica baba. Las hormigas también pueden suponer un problema, puesto que es relativamente frecuente que ataquen los cebos que hemos colocado durante nuestro tratamiento. Con respecto al interior de las instalaciones, los cebos tampoco están a salvo de las cucarachas, que además emplean los portacebos como refugio; ni de algunas especies de escarabajos, como los conocidos gorgojos (Familia Curculionidae). Estos insectos lo que hacen es horadar el producto, observándose en el cebo orificios, huecos y galerías; llegando incluso a disgregarlo. Por otra parte, las condiciones ambientales en las que se realizan los tratamientos de desratización también influyen. En sótanos, garajes o trasteros, los cebos rodenticidas en bloque pueden deshacerse con el paso de los días, debido a la acción de la elevada humedad. En algunos casos, también podría inducir a errores en cuanto a positivos por consumo de roedores. Aún con todo, los técnicos en control de plagas somos expertos en interpretar y diagnosticar correctamente todas estas situaciones.

Por tanto, si quiere una desratización exitosa, contrate los servicios profesionales que Biodal Control Ambiental le ofrece en Madrid.