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La cuarentena también afecta a las plagas, parte 1

Las ratas han alterado su comportamiento debido al confinamiento provocado por el coronavirus

14 Mayo, 2020

Llevamos dos meses en estado de alarma, provocado por la incidencia de la pandemia del coronavirus causante de la COVID-19; un tiempo en el que se ha alterado drásticamente la vida de todos los ciudadanos de España y del resto del mundo. Como sabemos, la gran mayoría de plagas urbanas están íntimamente ligadas al ser humano, a su actividad, a sus infraestructuras, a su comportamiento, etc. Por tanto, no es difícil aventurar que, durante este tiempo, se hayan producido algunas alteraciones en estos organismos nocivos. ¿De qué manera ha afectado la cuarentena y el confinamiento a las especies plaga? Precisamente de ello hablaremos a continuación.

Entre las especies de roedores plaga más habituales, los ratones caseros (Mus musculus) son los más domésticos de todos. Viven en el interior de casas, edificios y demás construcciones humanas por lo que, si siguen disponiendo de acceso a alimento y agua, su vida no se habrá visto demasiado alterada por estas circunstancias. Con respecto a las ratas, la rata negra (Rattus rattus) es como sabemos poco comensal del ser humano, es decir, más silvestre e independiente, por lo que tampoco habrá notado cambios significativos debidos a la cuarentena. Sin embargo, la rata parda (Rattus norvegicus) sí que parece haber modificado sustancialmente su comportamiento debido a esta pandemia.

Según algunos expertos, a las ratas de alcantarilla les puede estar afectando el cese de algunas de nuestras actividades. Por ejemplo, todas aquellas colonias de ratas que dependen de los restos dejados en calles, plazas y parques por los turistas o aquellas que explotan la basura que tiran todas las noches bares y restaurantes, se han quedado de repente sin su principal fuente de alimentación. Estas alteraciones provocan que las ratas tengan que cambiar sus hábitos y desplazarse hacia otros lugares en busca de alimento. Es por ello que en muchas ciudades se están recibiendo avisos por la presencia de ratas en aquellas zonas donde, en principio, antes no estaban. El hambre puede estar provocando que las ratas se estén haciendo más visibles, apareciendo incluso a plena luz del día, cuando lo normal es que salgan de sus refugios por la noche. A primeros de abril, la Asociación Nacional de Técnicos de Plagas del Reino Unido advirtió que el cierre de escuelas, pubs, restaurantes, hoteles, zonas turísticas y otros lugares de uso público, para cumplir con el confinamiento, puede traer consecuencias no deseadas. Si existe alimento disponible, las ratas podrían multiplicarse en edificios vacíos; en caso contrario, se harán mucho más confiadas y visibles, o se mudarán de unos vecindarios a otros en busca de alimento.

Por otro lado, aquellas ratas que habitan en zonas donde no se han producido cambios sustanciales, no habrán notado mucha diferencia. Es lo que ocurre en las zonas residenciales, donde pueden seguir alimentándose de las basuras domésticas. Si acaso, pueden verse favorecidas por el aumento de los residuos generados en dichas áreas, provocado por el mayor tiempo que las personas pasan en sus casas. Desde otro punto de vista, y en sentido opuesto, otros expertos apuntan a que esta situación puede ir en contra de las poblaciones de ratas de determinadas áreas. La falta de alimento disponible y el hambre puede hacer que las ratas tengan que recurrir al canibalismo y al infanticidio, lo que claramente afectará a su proliferación, aunque sea de manera puntual.

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