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Plaga de ratas toperas en el norte de España

Plaga de ratas toperas en Galicia, Asturias y otras zonas del norte de España

5 Marzo, 2020

A raíz de lo que comentábamos en esta misma sección hace unas semanas, volvemos a hablar sobre especies animales autóctonas que, bajo determinadas circunstancias, pueden provocar serios problemas de plagas en España. En esta ocasión, a diferencia de los artículos anteriores, no se trata de ninguna plaga urbana, sino de una que afecta directamente al campo. En varias regiones del norte de la Península Ibérica, las poblaciones de un roedor local están sufriendo un considerable incremento, lo que está provocando importantes daños a cultivos y explotaciones ganaderas. Se trata de la conocida como rata topera (Arvicola terrestris), de la cual hablaremos a continuación.

La rata topera presenta dos formas ecológicas diferentes, la cavadora y la semiacuática. La primera de ellas es propia de las zonas montañosas del suroeste y centro de Europa, por tanto es la que está presente en el norte peninsular. Este roedor presenta un tamaño de unos 122-188 mm de longitud y unos 63-183 g de peso, menor por tanto que la rata de agua (A. sapidus). La longitud de su cola es siempre inferior a la mitad de la longitud de la cabeza más el cuerpo. La coloración de su pelaje es muy variable, pasando del pardo oscuro al pardo amarillento hasta el gris ceniza. Su distribución ibérica es discontinua, ocupando por un lado el Pirineo leridano (Valle de Arán), por otro, gran parte de la Cordillera Cantábrica y llegando, de forma puntual, hasta las sierras de los Ancares (Lugo), Segundera (Zamora) y Montezinho (Portugal). Este roedor construye madrigueras subterráneas con varias cámaras y un entramado complejo de galerías. Suele asentarse en prados naturales situados a una altitud variable, desde zonas costeras a pocos metros sobre el nivel del mar hasta los 2.000 m.

La rata topera es una especie herbívora, alimentándose de raíces, bulbos y partes aéreas de las plantas típicas de los pastizales. Se suele alimentar en el interior de sus madrigueras, aunque ocasionalmente lo hace en el exterior. Estos hábitos alimentarios hacen que pueda constituir una plaga agrícola, afectando a cultivos y prados de forraje para el ganado, llegando a provocar cuantiosos daños económicos. Esto es precisamente lo que está ocurriendo en algunas zonas del norte de España.

En Navarra, Asturias y más recientemente Galicia, concretamente en Lugo, la rata topera está considerada como una auténtica plaga. El roedor lleva años proliferando, no sólo por su alta capacidad reproductiva, puesto que una hembra es capaz de parir entre 4 y 6 camadas al año, cada una de ellas formada por entre 1 y 6 crías; sino también porque cada vez está encontrando condiciones más favorables. El fenómeno se repite también por otras zonas de Europa. Pero ¿a qué se debe esta expansión descontrolada de las poblaciones de una especie autóctona? Por un lado, al omnipresente cambio climático. Los inviernos rigurosos actuaban como elementos reguladores de sus poblaciones. Sin embargo, la concurrencia de épocas invernales más suaves, está propiciando su proliferación y expansión. Por otro lado, la rata topera se beneficia también de la homogeneización del paisaje agrario. La uniformidad en la distribución de los cultivos le favorece, mientras que la existencia de setos, matorrales o elementos vegetales de monte en los límites de las parcelas, dificultan la propagación de la plaga y ayudan a su control.

Está claro que cuando las densidades de estos organismos plaga llegan a unos límites muy elevados, tienden a regularse de manera natural, como ocurre también con otras plagas agrícolas como la de los topillos campesinos (Microtus arvalis). Sin embargo, hasta llegar ahí, los daños producidos por una superpoblación de la especie pueden ser muy cuantiosos. Es por ello que se llevan a cabo medidas para su control. Cuando sus densidades son bajas, las autoridades recomiendan la captura de ejemplares mediante la colocación de trampas pinza. Cuando sus poblaciones son muy elevadas, se suele realizar el control químico, si bien el empleo en estos casos de rodenticidas anticoagulantes, ha sido prohibido por algunas comunidades por su afección a otros animales. La utilización de fósforo de aluminio es un método químico alternativo. Por supuesto, el favorecimiento de la presencia de especies animales depredadoras como las rapaces también debe contemplarse como técnica de control biológico de estas plagas.