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El caso del chinche de la semilla del olmo

Arocatus melanocephalus

13 Agosto, 2014

Como en esta profesión no todo van a ser cucarachas y roedores, hace unos días recibimos el aviso de una administración de fincas para que fuéramos a visitar una vivienda cuya propietaria se queja de que desde hace unos 5 años le entran durante el verano grandes cantidades de “bichos” al interior de su casa.

Tras un reconocimiento de los jardines de la comunidad de vecinos y sus alrededores, y la posterior identificación de ejemplares recolectados por la propia vecina, llegamos a la conclusión de que el incursor es el chinche de la semilla del olmo, Arocatus melanocephalus.

Este insecto, hemíptero heteróptero de la familia Lygaeidae, y propio del sur de Europa, inicia su ciclo en marzo o abril, cuando los adultos de la temporada pasada se aparean y las hembras depositan los huevos en el cáliz de las flores del olmo. Después de salir del huevo pasan hasta por 5 fases ninfales, hasta llegar al estado adulto, alimentándose durante el proceso de las semillas del árbol. Con la llegada de las altas temperaturas, en los meses de julio y agosto, abandonan en oleadas los olmos donde han estado alimentándose para buscar refugio en lugares frescos y sombreados. Esos mismos refugios también le sirven para protegerse de la rigurosidad del invierno. Y es aquí donde reside el quid del asunto, puesto que en ocasiones eligen para guarecerse el interior de viviendas, locales y demás infraestructuras humanas.

No suelen ser considerados una plaga como tal, puesto que no perjudican la salud de las personas, no causan deterioro de enseres o alimentos y aunque son chiches fitófagos no parecen provocar efectos negativos aparentes en los árboles. Pero lógicamente para aquellas personas que, verano tras verano, sufren la entrada masiva de estos insectos en sus hogares no debe ser nada agradable, más teniendo en cuenta que emiten un desagradable olor cuando son molestados, pudiendo llegar a quedar impregnado durante un tiempo.

Nos encontramos por tanto, con un problema de alarma social, como ya ha ocurrido en países como Italia, que han sufrido oleadas de estos chiches en determinadas regiones; o en EEUU donde es una especie introducida, detectada por primera vez en el año 2009.

La causa de estos incrementos en el número de individuos, sobretodo en Europa, donde es una especie nativa, no está clara del todo. Varios estudios apuntan a una relación clara entre la temperatura y los picos poblacionales de esta especie. Parece ser que aquellos años en los que se han registrado meses de Mayo con temperaturas elevadas, han coincidido con episodios de explosión demográfica.

En España no parece ser todavía un problema demasiado extendido, puesto que no se reportan demasiados casos, pero no es descabellado pensar que el cambio climático haga que estos episodios sean cada vez más frecuentes y nos encontremos con una nueva plaga tan incómoda para la ciudadanía como la de la Galeruca del olmo. 

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