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Control de plagas de fauna silvestre en las ciudades (I)

Nuevas plagas urbanas: el jabalí­ en Madrid

29 Enero, 2020

Una empresa de control de plagas urbanas como Biodal Control Ambiental está acostumbrada a tratar con organismos como las cucarachas, las hormigas, las chinches de cama, las avispas, las ratas, los ratones, las palomas, etc. A pesar de ser de sobra conocidas y muy frecuentes en una gran ciudad como Madrid, cada una de ellas puede poner a prueba a empresas y organismos que formamos parte del sector. Sin embargo, cuando aparece una nueva plaga, ésta incorpora toda una serie de retos adicionales. Y no nos referimos sólo a las especies exóticas invasoras, de las cuales hemos mostrado numerosos ejemplos en esta sección; sino también de especies silvestres autóctonas, que por unos u otros motivos, están provocando problemas de plagas. De estas últimas vamos a hablar precisamente.

Hace tan sólo algunas décadas, en el casco urbano de una ciudad como Madrid, era muy complicado observar otra fauna salvaje que no fueran las especies tradicionalmente urbanas como los gorriones, las palomas y otras aves consideradas de jardín. Sin embargo, desde hace unos años, en la capital madrileña y su entorno es posible avistar con relativa frecuencia animales más propios de zonas silvestres. Nos referimos, por ejemplo, a los conejos, las perdices, las palomas torcaces, los jabalíes, las gaviotas, etc. La colonización de las ciudades por parte de estos animales puede conllevar, en determinadas circunstancias, serios problemas.

Un buen reflejo de esta situación es el jabalí. Desde hace unos años, en algunas zonas de España, se está volviendo bastante frecuente su presencia en las zonas urbanas. El aumento de las densidades de población de los jabalíes, provocadas por la ausencia de depredadores, el despoblamiento rural y el consecuente abandono de actividades tradicionales, así como el incremento de las zonas urbanizadas y de determinados tipos de cultivos intensivos que les proporcionan refugio y alimento como los maizales; está provocando que los conflictos con estos animales sean cada vez más habituales. Desplazados de sus áreas naturales por la falta de recursos, los jabalíes encuentran en los jardines, huertos, papeleras, contenedores de basura o vertederos de las zonas urbanas, una buena fuente de alimentación. Su presencia en áreas habitadas conlleva considerables problemas, como el aumento de riesgo de accidentes de tráfico por colisión, destrozos en cultivos o posibles ataques a personas o animales domésticos. Por otro lado, también pueden suponer un riesgo sanitario importante, ya que son portadores de los agentes infecciosos que provocan la triquinosis, la hepatitis E o la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, que pueden afectar al ser humano. Además, pueden transmitir al ganado enfermedades como la tuberculosis o la peste porcina africana.

En Madrid ciudad, la imagen de jabalíes deambulando por sus calles era algo ocasional, casi una curiosidad. Sin embargo, ya ha dejado de ser una anécdota y cada vez es más frecuente, especialmente en las zonas cercanas al Monte de El Pardo. Recientemente ha ocurrido en el área residencial de Las Tablas. Un par de jabalíes fueron observados deambulando por la zona y un ejemplar llegó a cruzar la A-1, a plena luz del día. Este tipo de situaciones, que conllevan un gran riesgo para la seguridad de las personas, obligan a tomar medidas.

Por lo general, las superpoblaciones de jabalíes suelen controlarse mediante batidas de caza, especialmente en aquellas zonas periféricas de los núcleos afectados, puesto que actúan como fuentes de ejemplares. Los animales observados en pleno casco urbano, por su elevado riesgo, suelen ser capturados y trasladados a refugios de fauna. Aun así, estas medidas no son suficientes y deben ir acompañadas de otro tipo de actuaciones. Por un lado, se debe limitar la capacidad de acogida del hábitat urbano, reduciendo la disponibilidad de alimento en las calles para los jabalíes, por ejemplo con una gestión de los residuos más eficaz; además de un incremento en la protección de los cultivos. Por otro lado, es imprescindible la labor de concienciación ciudadana, para informar sobre las consecuencias negativas de la presencia de jabalíes en suelo urbano, haciendo hincapié especialmente en que no se les alimente bajo ningún concepto.