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La cumbre del clima en Madrid y el control de plagas

El cambio climático y el auge de las plagas

5 Diciembre, 2019

Desde el pasado lunes 2 de diciembre y hasta el próximo viernes 13, se celebra en Madrid la denominada COP25 o Conferencia de las Partes número 25. La COP es el órgano supremo en el que se reúnen las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático, en vigor desde el año 1994 y ratificada por 195 países, entre ellos España. Esta Convención es el foro internacional en el que se llevan a cabo todas las actuaciones y negociaciones en materia de lucha contra el cambio climático. De las COP celebradas hasta la fecha han surgido dos principales acuerdos, el Protocolo de Kioto, en vigor desde 2005, y el Acuerdo de París, vigente desde 2016. El lema de esta COP25 es “tiempo de actuar”.

En esta importante reunión internacional se debatirán las próximas líneas de actuación a seguir para hacer frente al cambio climático. Este fenómeno global es una de las mayores amenazas a las que se enfrenta el planeta. Por tanto, esperamos que las reuniones que se están celebrando resulten fructíferas y se plasmen en soluciones eficaces que terminen adoptándose. De lo que no sabemos si estarán hablando en la COP25, aunque perfectamente podría formar parte de su agenda, es precisamente de algo de lo que hemos hablado en esta sección en numerosas ocasiones; la íntima relación entre el cambio climático y las plagas.

El aumento de la concentración de los gases de efecto invernadero está provocando un incremento progresivo de las temperaturas a nivel global y toda una serie de consecuencias y alteraciones climáticas. Como sabemos, esto puede incidir directamente sobre la aparición y proliferación de especies plaga. Por ejemplo, el cambio climático se muestra como un gran aliado para uno de los animales más perjudiciales para el ser humano, el mosquito. Estos dípteros son uno de los principales vectores de transmisión de enfermedades al hombre. Un problema que hasta ahora estaba circunscrito prácticamente a zonas tropicales y subtropicales del planeta, puede extenderse a regiones más templadas o frías. Es lo que puede ocurrir con los mosquitos del Género Aedes, por ejemplo el mosquito tigre (A. albopictus), transmisores de virus como el del Zika o el dengue. El aumento de las temperaturas puede provocar que zonas hasta hora frías para estos insectos, se conviertan en lugares templados donde puedan vivir, al menos durante unos meses al año. Según las estimaciones de algunos estudios, estos mosquitos podrán reproducirse en prácticamente todo el mundo habitado para el año 2080, amenazando así a 7.000 millones de personas, 1.000 millones más que en la actualidad. Y los mosquitos no tienen por qué ser los únicos vectores que podrían llegar a proliferar fuera de sus áreas de origen por culpa del cambio climático.

El alza de las temperaturas medias, junto con la globalización, son responsables también de la llegada, asentamiento y proliferación de cada vez mayor número de especies exóticas invasoras. En muchas ocasiones, provocan graves efectos negativos en el entorno, por lo que pueden considerarse perfectamente plagas. Afectan a la biodiversidad y a los ecosistemas locales o dañan cultivos, alimentos, materiales o estructuras. Todo ello se traduce en enormes pérdidas económicas y en ingentes cantidades de dinero invertidas para controlarlas. El cambio climático las favorece al generarse condiciones climáticas más similares a las de sus lugares de origen, además de ocupar los nichos que van dejando vacíos las especies locales que no pueden hacer frente a la nueva situación. La hormiga argentina, la termita subterránea oriental, el mejillón cebra o la cotorra de Kramer son buenos ejemplos de ello.

¿Y qué pasa con las plagas urbanas más habituales? Pues cucarachas, chinches de cama, ratas o ratones también se verán favorecidas por este fenómeno, por lo que se prevé una mayor cantidad de problemas asociados con ellas y éstos serán además más frecuentes. Incluso especies que sólo tenían incidencia en verano, podrán prolongar su ciclo de actividad a todo el año. Por ello, los profesionales de control de plagas debemos estar preparados. No hay duda que con el cambio climático, las plagas, invasoras o no, tendrán una mayor incidencia; poniendo en riesgo la salud, la economía y la calidad de vida de muchas personas.