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Indicios que revelan que existe un problema de plagas

Indicios de presencia de plagas

2 Octubre, 2019

En muchas ocasiones, la presencia de plagas se detecta fácilmente por la visualización directa de la misma. En estos casos, los clientes avisan a empresas de control de plagas como Biodal Control Ambiental porque han observado cucarachas vivas en su cocina, hileras de hormigas por el suelo o roedores correteando por su sótano, por citar algunos de los ejemplos más frecuentes. Otras veces, sobre todo al inicio de las infestaciones, los organismos nocivos pueden estar presentes y, sin embargo, pasar desapercibidos. Aun así, hay diversos indicios que nos pueden señalar claramente la existencia de un problema de plagas; siendo éstos muy útiles para detectarlos antes de que la situación empeore. Además, estos mismos indicios son empleados también por los técnicos en control de plagas en la valoración de este tipo de situaciones. De algunos de ellos hablaremos precisamente a continuación.

Las cucarachas rubias o alemanas, una de las plagas urbanas más habituales, muestran un claro comportamiento lucífugo; es decir, rehúyen la luz. Por esa razón es frecuente observarlas sobre todo por la noche, corriendo a esconderse después de encender la luz de la cocina. Por tanto, si no se tienen hábitos nocturnos, pueden no ser detectadas hasta que la infestación ha alcanzado un cierto nivel. Por eso, es más sencillo observar los diferentes restos de su actividad si se presta algo de atención. Con una sencilla exploración de las instalaciones, centrándose sobre todo en las cocinas de viviendas o establecimientos, se pueden encontrar pistas que delatan su existencia. Aparte de que pueda observarse algún ejemplar muerto, las mudas o restos de su exoesqueleto son un buen indicador. Además, las ootecas o fundas en las que llevan alojados sus huevos, son fácilmente identificables. Pero sobre todo, lo más identificativo son sus excrementos. Si vemos una acumulación de puntitos negros encima de los electrodomésticos como las lavadoras o los lavavajillas o también entorno a las bisagras de los armarios, es una señal inequívoca de que las cucarachas se han instalado. Cuando las infestaciones se agravan, estos insectos también dejan un olor característico; aunque llegado ese caso, seguramente sean fácilmente observables incluso a pleno día.

Los roedores son un buen ejemplo de cómo los indicios de su actividad pueden revelar fácilmente su presencia. Por lo general esquivos, ratas y ratones suelen ser difíciles de observar. En muchas ocasiones, sólo se aprecian rápidos movimientos apenas perceptibles por el rabillo del ojo. Sin embargo, cuando consiguen acceder al interior de una vivienda o de un local, se hacen notar desde el primer momento. Sus excrementos, ruidos, así como la presencia de daños en materiales y alimentos suelen ser de las primeras cosas que un cliente potencial de un servicio de desratización descubre. Los excrementos son muy característicos y perfectamente identificables. Sin embargo, en determinadas ocasiones se pueden confundir con los de otros animales como murciélagos, salamanquesas o incluso cucarachas americanas. En un artículo previo ya indicamos cómo pueden distinguirse perfectamente unos u otros. Así mismo, ruidos en cámaras de aire, paredes de pladur y falsos techos los delatan. También alimentos roídos, cartones con roeduras o restos de papel y otros materiales acumulados en montoncitos son pistas inequívocas de que hay un problema con roedores.

Las manchas de orina o las marcas de grasa corporal que dejan al rozar sus cuerpos contra las paredes, también son buenos indicios aunque quizá algo más difíciles de apreciar. Sin embargo, la presencia recurrente de roedores, especialmente las ratas, deja un olor inconfundible. Los técnicos en control de plagas estamos acostumbrados al mismo, por lo que sabemos que existe un problema con roedores nada más entrar en una estancia afectada por ellos, incluso antes de la inspección previa y aunque el cliente no nos haya indicado nada previamente.

Con respecto a otras plagas, son sus efectos los que señalan su existencia. Las chinches de cama se hacen notar con sus molestas picaduras. Si no se sabe si determinadas marcas en la piel son responsabilidad de estos insectos, una inspección exhaustiva de sábanas, fundas, almohadas, colchones y somieres es necesaria. Si se detectan machas de sangre o acumulación de puntitos negros correspondientes con sus excrementos, no hay duda de que hay chinches. Por otro lado, las termitas y la carcoma, casi imposibles de ver, son descubiertas a través del serrín y las marcas y orificios producidos en los muebles o estructuras de madera afectados.