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La aplicación de tierra de diatomeas en el control de plagas

La tierra de diatomeas en el control de plagas

28 Agosto, 2019

Como hemos mencionado en numerosas ocasiones, la aplicación de productos químicos no es la única solución a adoptar para solucionar un problema de plagas. Según el concepto de Control Integrado de Plagas, el uso de biocidas debe ser la última opción, una vez se hayan agotado el resto de alternativas. La adopción de medidas preventivas, la subsanación de deficiencias existentes o los métodos de control físico, deben ser prioritarios. En el siguiente artículo vamos a hablar sobre una herramienta para eliminar plagas que puede ser una buena sustituta de los productos químicos. Nos referimos a la aplicación de la denominada tierra de diatomeas. ¿Para qué tipos de plagas puede emplearse? ¿Cómo se aplica? ¿Dónde se puede utilizar?

Lo primero es saber qué es exactamente la tierra de diatomeas. Este producto está formado por depósitos de sílice de los fondos marinos, procedentes de diatomeas fosilizadas, algas unicelulares que representan uno de los elementos más comunes del fitoplancton. La tierra de diatomeas es, por tanto, un material inerte de origen natural que es extraído, molido, triturado, tamizado y centrifugado hasta convertirlo en un polvo refinado en forma de talco. Su forma de actuación sobre los artrópodos es tanto física como mecánica. Al entrar en contacto con este polvo, el sílice se adhiere a su cutícula o exoesqueleto, taladrando sus cuerpos, absorbiendo sus fluidos y matándolos por deshidratación. Tal y como decíamos en un artículo anterior, es lo más parecido a un método de control biológico que existe para luchar contra las plagas urbanas; aunque en muchos casos el sílice utilizado sea de origen sintético.

La tierra de diatomeas no está disponible en todos los proveedores de biocidas. Sólo algunos de ellos la comercializan, en ocasiones bajo la denominación de gama ecológica, sin biocidas o similar. Al no ser una sustancia química propiamente dicha, en ocasiones ni siquiera aparece recogida en los registros de biocidas. De entre varias de las comercializadas actualmente, sólo hemos encontrado una en el antiguo Registro de plaguicidas no agrícolas o biocidas. Esto implica que tiene su propio número de registro, como cualquier otro producto que aparece en él, pero no está autorizado para la industria alimentaria, la antigua denominación HA. Ello significa que no puede aplicarse, por ejemplo, en bares o restaurantes. Tiene sentido si tenemos en cuenta que su forma de presentación, en polvo, puede provocar la contaminación de alimentos o bebidas.

La UE aprobó en el año 2017 el uso del dióxido de silicio o tierra de diatomeas como sustancia activa existente en biocidas TP18. Según la evaluación previa, realizada por la ECHA, estaría previsto su empleo en interiores, por operadores profesionales para el control de ácaros rojos de aves de corral en granjas avícolas y en instalaciones de la industria de procesado de alimentos y piensos. También estaría regulado su uso por usuarios no profesionales en hogares particulares para controlar artrópodos. En ningún caso podría aplicarse en exteriores ni para realizar tratamientos fitosanitarios en cultivos. Sin embargo, actualmente entres sus usos más habituales, se encuentra la agricultura, la ganadería y los tratamientos frente a insectos que atacan el grano almacenado.

Su modo de aplicación es directo, mediante espolvoreador manual o eléctrico, dirigida a zócalos y/o suelos en las zonas de tránsito y/o proliferación de artrópodos. No puede aplicarse de forma aérea. Durante los tratamientos, el aplicador debe ir provisto de guantes, máscara y gafas de seguridad adecuadas, como equipo básico de protección individual. A pesar de que sólo afecta a los insectos, existen riesgos para la salud de las personas que aplican tierra de diatomeas; en concreto, puede afectar a los pulmones tras exposiciones prologadas o repetidas y provocar sequedad o formación de grietas en la piel. Los envases vacíos deben ser considerados residuos peligrosos, por lo que deben eliminarse a través de un gestor autorizado.

La tierra de diatomeas es útil para el control de plagas de insectos rastreros tales como cucarachas, hormigas, pulgas, pececillos de plata, etc. Es una buena opción, por ejemplo, para combinar con otras técnicas en los tratamientos para eliminar chinches de cama. Al tener un efecto físico o mecánico, no genera fenómenos de resistencia en todos estos insectos plaga, lo que supone otra ventaja con respecto a los biocidas químicos.