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La plaga de algas que está poniendo en peligro al litoral del Estrecho

Plaga de algas invasoras en el Estrecho de Gibraltar

6 Agosto, 2019

Uno de los elementos que más suele fastidiar a los veraneantes en las playas, es la presencia de “algas” cubriendo parte de la orilla y acumulándose en la arena. En la mayoría de las ocasiones, en las costas del Mediterráneo concretamente, estos molestos montones malolientes no son algas, sino restos de la planta acuática Posidonia oceanica, de vital importancia para los ecosistemas marinos. Sin embargo, desde hace unos años, aparecen en las costas del Estrecho otros acúmulos correspondientes verdaderamente a un alga, en este caso invasora. El problema es que sus efectos son mucho más graves que el incordio que provocan en los turistas.

La playa de Los Lances, en Tarifa (Cadiz), ha sido noticia este verano por la aparición de enormes cantidades de un alga invasora a lo largo de todo su arenal. Los extensos montones de algas provocan malos olores al pudrirse bajo los efectos del sol, afectando a bañistas y clientes de los chiringuitos de la zona. El Ayuntamiento de la localidad gaditana ha invertido varios miles de euros en su retirada mecánica, aunque como advierten los pescadores, esta actuación sólo es un parche que no resuelve la grave situación. Estos montones de algas malolientes no son más que la punta del iceberg de una invasión silenciosa que se ha estado produciendo en los últimos años.

La responsable de la situación es el alga asiática Rugulopteryx okamurae, procedente del Pacífico noroccidental, concretamente de Japón, China y Corea. Se confirmó su presencia por primera vez en España en 2016, con la llegada masiva de arribazones de algas a las costas de Ceuta y Tarifa. Años antes ya se había detectado, pero no fue correctamente identificada por su enorme parecido con las algas autóctonas del Género Dictyota. Su establecimiento en el Estrecho no se ha producido de forma paulatina y mediante una lucha sostenida con la biota local, sino de manera explosiva y desbordante, lo que está generando un impacto visual y ecológico sin precedentes. Por exponer sólo un dato que refleja la difícil situación, en 2015 la maquinaria de limpieza de playas de la Ciudad Autónoma de Ceuta retiró más de 5.000 toneladas de esta especie.

Se trata de la segunda cita en Europa para esta alga asiática, puesto que ya se había detectado con anterioridad en Francia. Al parecer, su presencia en territorio francés es consecuencia del cultivo de ostras. Su aparición se debería a alguna partida que hubiera llegado contaminada con este organismo acuático. Sin embargo, en el caso español no se sabe a ciencia cierta su origen. La explicación más factible es que haya venido en las aguas de lastre de algún barco procedente de Asia o bien alojada en su propio casco.

Independientemente de cómo ha llegado, hay que tener en cuenta que esta alga invasora, que crece sobres sustratos duros, posee un crecimiento muy rápido, por lo que termina desplazando o eliminando a otras especies que tenga a su alrededor. Especialmente perjudicadas son las comunidades de macroalgas. Se ha comprobado que es capaz incluso de adherirse a otras algas o a corales, creciendo sobre ellos, los cuales terminan muriendo por falta de luz. Su abundante presencia afecta también a animales como las esponjas, las ascidias, las holoturias, los erizos de mar o también algunos crustáceos. Por otro lado, sus abundantes arribazones, al llegar a las costas, pueden modificar las relaciones ecológicas allí donde éstos se depositen.

El impacto económico del establecimiento de R. okamurae es claro.Por un lado, afecta al sector pesquero, puesto que daña las redes de pesca en las que se enreda, dificultando enormemente el desarrollo de la actividad. Además, si prosigue su expansión, su abundante presencia deterioraría la calidad ecológica de la zona colonizada, lo que terminaría por mermar la cantidad de capturas. Por otro lado, tal y como ya hemos dicho, el turismo se resiente, al disminuir la calidad de las playas con su presencia. Por no hablar también, de los costes generados para su retirada.

Aunque por lo general en esta sección solemos tratar casi siempre plagas animales, no se debe despreciar el impacto y la importancia de las especies invasoras vegetales. En el caso expuesto anteriormente, se demuestra la enorme capacidad de dispersión de estos organismos. El alga exótica R. okamurae ha comenzado una colonización explosiva del litoral español, lo que no deja de ser, por los efectos anteriormente mencionados, una situación muy preocupante.