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15 Mayo, 2019
A la hora de llevar a cabo los diferentes servicios que nuestra empresa de control de plagas realiza, nos encontramos con situaciones en las que los clientes son perfectamente conscientes del problema que sufren. Ocurre, por ejemplo, con las plagas de cucarachas, hormigas, ratas o ratones. A éstas se les suele otorgar cierta gravedad. Sin embargo, también tratamos con otros casos de plagas a las que no se les suele dar tanta importancia, a pesar de que tengan relevancia sanitaria o económica. Uno de esos casos, del cual hablaremos a continuación, es el de la aparición y proliferación de las conocidas como moscas de la fruta o del vinagre, dípteros pertenecientes al Género Drosophila.
Estos insectos voladores pertenecen a la familia Drosophilidae. Por tanto, a pesar de denominarse vulgarmente como moscas de la fruta, no deben confundirse con las de la Familia Tephritidae, grupo con gran relevancia en la agricultura, especialmente por sus efectos negativos en algunos cultivos. Un ejemplo de esta última Familia es la destructiva mosca mediterránea de la fruta (Ceratitis capitata). El Género Drosophila, por su parte, está constituido por más de 1.500 especies diferentes, entre las que destaca la famosa D. melanogaster, con gran importancia para el mundo científico y académico, especialmente en el campo de la genética.
Las plagas causadas por estas moscas drosophila son bastante más frecuentes de lo que pudiera parecer. Un ejemplo de ello fue abordado por nuestros técnicos en la visita reciente que realizaron al establecimiento de uno de nuestros clientes de hostelería en Madrid, concretamente un restaurante. Al llegar se suele preguntar al dueño, encargado o demás personal del local, si ha habido alguna incidencia desde la última revisión realizada. En esta ocasión, indicaron que no, que no había ninguna novedad. Se procedió por tanto a inspeccionar visualmente las instalaciones y a comprobar los monitores colocados para vigilar la entrada y/o proliferación de plagas. En una de las trampas ubicada en la barra, aparecieron gran cantidad de ejemplares de moscas de la fruta o del vinagre. Al observar más detenidamente, se pudo comprobar la existencia de abundantes adultos vivos de estos insectos, además de numerosas larvas y pupas, en una zona concreta de la barra. Al indicárselo a uno de los empleados, éste se sorprendió, puesto que no se habían percatado de ello, más allá de la visualización de algún ejemplar aislado al que habían identificado como “mosquito”.
¿Por qué estaban estas moscas allí? ¿Cuál era la causa de su proliferación? La razón estaba clara. En esa zona de la barra, situada cerca del tirador de la cerveza, había encharcamientos en el suelo. El sistema dispensador de esta bebida sufría alguna fuga. Al acercarse, se podía percibir incluso el olor a fermentado. Este caldo de cultivo, junto con otros restos de materia orgánica y el calor aportado por los motores de los equipos de la barra, estaban creando las condiciones perfectos para la cría y proliferación de estas moscas Drosophila. Esta deficiencia ya había sido detectada por nuestros técnicos con anterioridad y puesta en conocimiento del personal del establecimiento, pero no subsanada. Corregir las pérdidas de agua, los encharcamientos o los acúmulos de líquidos, suele ser recomendaciones que repetimos habitualmente a la hora de realizar nuestros servicios de control de plagas. Estas medidas son imprescindibles para evitar, entre otras situaciones, la proliferación de estos y otros dípteros, de algunos de los cuales ya hemos hablado anteriormente.
Conocemos, por tanto, la causa de la existencia y proliferación de estas moscas en el caso anteriormente expuesto. Pero, ¿puede esta situación catalogarse como plaga? ¿Qué efectos puede tener en un establecimiento de este tipo la presencia abundante de estos insectos? Contestaremos a estas cuestiones en el próximo post que publicaremos.