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Control biológico de la oruga procesionaria a través de un hongo

Control biológico de la procesionaria del pino mediante un hongo insecticida

8 Mayo, 2019

A finales de este pasado mes de abril, la conocida como oruga procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) finalizaba la fase de su ciclo biológico que más la caracteriza. En estas fechas, las orugas terminan de descender de los pinos y otras especies de coníferas pináceas, para enterrarse en el suelo, donde inician la fase de pupación gracias a la cual se convierten en las mariposas adultas. Como sabemos, este descenso lo realizan las larvas en grupo, formando las características filas o procesiones. Es precisamente en este momento cuando más problemas ocasionan, sobre todo en las zonas urbanas. Las sedas o pelos urticantes que recubren el cuerpo de las orugas, pueden provocar importantes reacciones alérgicas en las personas, especialmente en los niños, y también en las mascotas. De ahí que se conviertan en un auténtico problema de salud pública. Además, los inviernos suaves, como este último que hemos tenido, con escasas lluvias, propician la proliferación de estos insectos plaga, lo que agrava el problema. Por todo ello, resulta muy importante encontrar soluciones eficaces para el control de esta plaga.

Hasta ahora, los métodos más frecuentes para combatir a la procesionaria eran los tratamientos fitosanitarios, en los que se aplican diferentes productos químicos, generalmente por vía aérea, sobre los árboles. Dichos tratamientos están cada vez más cuestionados, siendo en las zonas urbanas donde mayor restricción existe. Por otro lado, también son habituales las medidas de control físico como la corta de los bolsones donde las procesionarias se refugian o las trampas/barreras que impiden a las orugas descender de los árboles. Se están incrementando además las aplicaciones de endoterapia, en las que el insecticida es inyectado en el tronco distribuyéndose éste por todo el árbol, haciéndose así frente a la plaga con un bajo impacto ambiental. Hay que señalar que existen diversas iniciativas para el control natural de esta plaga, mediante el empleo de diferentes tipos de depredadores, el favorecimiento de sus poblaciones o el uso de patógenos como el Bacillus thuringiensis. En este miso campo, una investigación científica llevada a cabo por una universidad española ha estado probando la eficacia de un nuevo método de control biológico, en el que se utiliza un tipo de hongo con fines insecticidas.

El estudio científico, llevado a cabo por la Cátedra de Micología de la Escuela de Ingenierías Agrarias del Campus de la Universidad de Valladolid (UVA) afirma que el hongo silvestre Cordyceps militaris puede ser un buen controlador biológico de la plaga de procesionaria del pino. Los investigadores, en un trabajo realizado en los dos últimos años, afirman que este hongo, con forma de maza y color anaranjado, puede acabar con hasta el 80% de las procesionarias en un área de aplicación. Es más, con una adecuada selección de la cepa, la efectividad insecticida del hongo puede llegar al 90-100%, afectando tanto a las orugas como a las pupas enterradas. De las nueve variedades observadas en la investigación, parece que las procedentes de pinares mediterráneos más secos y continentales son las más activas y eficaces contra la plaga.

El tratamiento consistiría en la pulverización de una solución acuosa con las esporas, la forma de reproducción del hongo. Dichas esporas serían dispersadas por el aire hasta ser interceptadas por los pelos de las orugas. El insecto moriría al sufrir una infección fúngica. Según los autores del estudio, dicho tratamiento es ecológico y natural, lo que evitaría el uso de aplicaciones químicas mucho más agresivas y perjudiciales para el medio ambiente. El hongo en cuestión tampoco es perjudicial para personas ni animales domésticos.

Por lo que parece, esta nueva herramienta contra la plaga podría ser una buena alternativa al uso de químicos, sobre todo para las zonas urbanas donde éstos se encuentran especialmente limitados. Sin ir más lejos, el pasado mes de marzo tuvo lugar una intensa campaña desarrollada por el Ayuntamiento de Madrid para la retirada manual, mediante operarios, tanto de bolsones como de las propias orugas. Si el hongo insecticida es autorizado, podría emplearse en próximas temporadas para acabar con las orugas procesionarias que afectan a parques y jardines de ésta y otras ciudades españolas.