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Las plagas de los productos almacenados

Plagas de los productos almacenados: polillas de la harina, gorgojos, etc.

28 Noviembre, 2018

Una empresa de control de plagas como la nuestra tiene entre sus servicios más comunes eliminar cucarachas, hormigas, chinches de cama, avispas, ratas o ratones. Estos tratamientos de desinsectación y desratización ocupan la mayoría de los avisos que recibimos. Sin embargo, de vez en cuando nos llega algún que otro caso de plagas de productos almacenados. Éstas pueden aparecer esporádicamente en las viviendas; pero donde verdaderamente tienen relevancia es en la industria alimentaria.

Está claro que, por ejemplo, los roedores provocan importantes daños en alimentos, no sólo por consumo directo sino también por contaminación de los mismos. Pero cuando hablamos de plagas de productos almacenados nos referimos específicamente a insectos y otros tipos de artrópodos. Entre los grupos más importantes de organismos que originan estas plagas tenemos lepidópteros como la polilla india de la harina (Plodia interpunctella) o la polilla mediterránea de la harina (Ephestia kuehniella); los gorgojos, ecarabajos de la Familia Curculionidae; los denominados piojillos de los libros, insectos del Orden Psocoptera; o algunos ácaros. Dentro de estos organismos nocivos podemos incluir también a otros más generalistas como los escarabajos araña, coleópteros de la Subfamilia Ptininae. A pesar de que éstos disponen de infinidad de recursos con los que nutrirse, como por ejemplo la lana o los tejidos viejos, también pueden aparecer en despensas afectando a alimentos.

La mayoría de los productos alimenticios atacados por dichas plagas son desecados de origen vegetal, como pueden ser los cereales, las legumbres, los frutos secos, las especias o las hierbas aromáticas o medicinales. No suelen ser frecuentes en las viviendas, aunque tampoco raras. No aparecen porque sí; son consecuencia de adquirir alimentos que venían infestados en origen o bien por un almacenamiento inadecuado de los mismos, como puede ser un exceso de humedad o su permanencia en envases abiertos durante periodos largos de tiempo. En estos casos es conveniente descubrir el alimento o alimentos que se encuentran infestados por la plaga, retirándolos a continuación y procediendo a una limpieza del armario o despensa afectada. Con estas medidas y con el desarrollo de hábitos y comportamientos adecuados, se suelen resolver sin mayor dificultad.

Sin embargo, en la industria alimentaria las plagas de los productos almacenados alcanzan niveles de incidencia mucho más graves. Se estima que en los países desarrollados entre un 10% y un 20% de las materias primas se pierden por estas plagas, aumentando hasta el 50% en los países en vías de desarrollo. Los alimentos pueden venir infestados del campo, pero lo normal es que la infestación inicial ocurra en el interior de los almacenes. Si las condiciones ambientales son propicias, estos organismos plaga pueden proliferar muy rápido. Los daños son directos, producidos por las larvas al alimentarse de las materias primas; pero también pueden provocar la propagación de patógenos como los hongos productores de micotoxinas, disminuyendo así la calidad de los alimentos y pudiendo provocar alergias en los consumidores finales.

Por todas estas razones, en estos casos es frecuente la aplicación de tratamientos químicos para eliminar a estas plagas. Los productos autorizados para tratar alimentos son los piretroides, la fosfina y el fluoruro de sulfurilo. Su ineficacia, el impacto ambiental y sobre la salud de aplicadores y trabajadores, así como las exigencias de los consumidores sobre alimentos libres de químicos, llevan al desarrollo de métodos de control alternativos. El control integrado de plagas prioriza las medidas preventivas (limpieza exhaustiva, mejora en el diseño de instalaciones y equipos, barreras para impedir el acceso de insectos desde el exterior, utilización de envases barrera, etc.) en los puntos críticos de las industrias de alimentación; además del seguimiento de estas plagas a través de muestreos continuos. Los tratamientos térmicos y/o de atmósferas modificadas, la aplicación de tierra de diatomeas o la conservación al vacío puede ser buenas estrategias alternativas. El control biológico no está muy desarrollado para plagas de productos almacenados; tiene limitaciones normativas, pero mucho potencial, por lo que puede ser una vía a explorar en el control de estas plagas.