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Pero, ¿qué bicho me ha picado?

Mosquitos, avispas y otros bichos picadores

14 Agosto, 2018

Este verano han aparecido varias noticias sobre muertes provocadas por picaduras de avispas en Galicia. En un principio se culpó a la invasora avispa asiática, la cual tiene poblaciones muy numerosas en la comunidad gallega. Sin embargo, al final resultaron ser avispas locales las responsables. Estas informaciones no tienen que causar alarma. La avispa asiática no es más agresiva que otras especies autóctonas. Por otro lado, tampoco debemos pensar que la picadura de cualquier avispa vaya a provocarnos la muerte. Dichos sucesos están relacionados con personas alérgicas a su veneno, que serán las que deberán extremar las precauciones, cuando realicen actividades al aire libre. La edad del afectado, su estado de salud, la zona del cuerpo en la que se produce la picadura, el número de picaduras, etc.; son otros factores a tener en cuenta a la hora de valorar su gravedad.

Las avispas suelen ser de los bichos más temidos en verano, junto con las abejas; sin embargo, no son las únicas que pueden provocarnos picaduras. Saber qué insecto o artrópodo nos ha picado, es una de las cuestiones clave de la época estival; especialmente en años con una primavera tan lluviosa como la pasada, que propicia el aumento de las poblaciones de insectos y otros artrópodos “picadores”. A continuación, haremos un resumen sobre los bichos que con mayor frecuencia pueden provocarnos picaduras en zonas urbanas de Madrid y el resto de España.

Comenzaremos hablado por los dípteros, donde los mosquitos (Familia Culicidae) son las estrellas en cuanto a “daños personales”. Sus marcas, en forma de abones aislados, son muy características y dependerán de la sensibilidad de la persona que haya recibido el picotazo, así como de la especie de mosquito que nos haya atacado. Uno de los más agresivos es el famoso e invasor mosquito tigre (Aedes albopictus), presente ya en casi toda la costa mediterránea y cada vez en más zonas de interior. Otros dípteros picadores son las moscas negras (Simuliidae), los flebotomos (Phlebotominae), los denominados jejenes (Género Culicoides) o los tábanos (Tabanidae).

Todos estos insectos voladores no pican porque quieran fastidiarnos; simplemente somos una más de sus fuentes de alimentación, necesitan ingerir sangre para completar su desarrollo. Lo mismo ocurre con artrópodos mordedores como piojos (Pediculus humanus), ladillas (Pthirus pubis), pulgas (Siphonaptera) o garrapatas (Ixodoidea). Estos dos últimos pueden colarse en nuestras viviendas transportadas por las mascotas o por la proximidad de animales silvestres del entorno. También necesitan alimentarse de nuestra sangre las chinches de cama (Cimex lectularius).

Las arañas o las escolopendras pueden “picar” y provocar reacciones cutáneas importantes. En este caso, no lo hacen para conseguir sangre, puesto que son cazadoras. Por lo general, la mordedura, aquí no hay aguijón sino mandíbulas, suele ser debida a una interacción accidental, en la que el animal se habrá visto amenazado y reacciona defendiéndose, al igual que ocurre con avispas y abejas. Algo más inusual es que nos pique en casa el himenóptero Scleroderma domestica, parásito de las larvas de carcoma y que ocasionalmente puede atacar al hombre con su aguijón, provocando importantes lesiones. Lógicamente sólo existe riesgo de picadura en viviendas cuyos muebles estén infestados por carcoma. Rizando el rizo, las denominadas hormigas carpinteras, Género Camponotus, con algunas especies en España, pueden morder para defenderse, rociando además la herida con ácido fórmico, lo que puede provocar reacción. Otros insectos, sin embargo, provocan alteraciones en la piel al entrar en contacto con ellos, no picando. Es lo que ocurre con la urticaria que suele aparecer al tocar a las orugas de la procesionaria del pino.

Identificar al bicho responsable de una picadura no es tarea simple, en la mayoría de los casos requerirá de un especialista para su diagnóstico. Es cierto que pueden distinguirse algunas de ellas por la zona en la que aparecen, su forma, su alineación, si son solitarias o grupales, etc. Pero en muchas ocasiones las lesiones provocadas por artrópodos pueden confundirse entre sí; además su efecto o gravedad varía según la susceptibilidad de la persona picada y su grado de tolerancia a la saliva o sustancia que inoculen. Recordamos que para la mayoría de estos insectos y artrópodos, Biodal, empresa de control de plagas, realiza tratamientos para su eliminación.