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A vueltas con las plagas de conejos

Control químico y control biológico frente a las plagas de conejos

18 Julio, 2018

Todo organismo plaga genera un daño en su entorno, tanto en ambientes humanizados como naturales. En la mayoría de los casos, estos organismos suelen provocar reacciones de rechazo, que evolutivamente pueden explicarse como un mecanismo de defensa ante un peligro potencial. No es lo que ocurre con la plaga que abordaremos a continuación, los conejos. Estos animales son generalmente apreciados, aunque ante determinadas circunstancias, sus poblaciones pueden aumentar excesivamente y llegar a provocar múltiples daños económicos y/o ambientales.

Las consecuencias negativas de su presencia y proliferación pueden entenderse fácilmente en aquellas zonas donde estos lagomorfos son una especie invasora. Es lo que ocurre, por ejemplo, en Australia, donde sus numerosísimas poblaciones arrasan tanto con los cultivos como con la vegetación autóctona, ocasionando que se tengan que invertir ingentes cantidades anuales de dinero para paliar sus daños y controlar sus plagas.

Otro caso es lo ocurrido en las islas chilenas de Chañaral y Choros, las cuales conforman la Reserva Nacional del pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti). Dichas islas son además el hogar del yunco o petrel buceador peruano (Pelecanoides garnotii), algunas especies de iguana y varias plantas endémicas, entre otras. La existencia de conejos invasores estaba provocando la destrucción paulatina de los ecosistemas, afectando drásticamente a la vegetación local y a las poblaciones de las dos especies de aves mencionadas anteriormente. Se da la circunstancia que, tanto el pingüino de Humboldt como el petrel, anidan en madrigueras subterráneas, que eran ocupadas o destruidas por los pequeños lagomorfos.

En 2013, las autoridades conservacionistas de las islas decidieron tomar cartas en el asunto y en colaboración con Bell Laboratories diseñaron un plan de erradicación de los conejos, aprovechando que ambas islas se encuentran deshabitadas. La estrategia desarrollada consistió en la aplicación de cebo seco granulado a base de la sustancia activa anticoagulante brodifacoum, que elimina a los conejos rápidamente, antes de que éstos aprendan a evitarlo. Dicho cebo aplicado tiene una duración entre una o dos semanas, permaneciendo en su forma granulada, antes de descomponerse. Gracias a este método, los conejos fueron erradicados de la Isla de Choros en 2014, mientras que en 2017 se declaró a la Isla de Chañaral libre de los lagomorfos. Tras la eliminación de los conejos, la vegetación en las islas ha vuelto a prosperar y se han visto beneficiadas las poblaciones de aves nidificantes, que han aumentado considerablemente en estos últimos años.

En sentido contrario, nos encontramos con aquellas situaciones en las que los conejos son plaga en territorios donde forman parte de su fauna autóctona, como España. Históricamente muy abundantes en la Península Ibérica, los conejos fueron diezmados a partir de la segunda mitad del siglo XX, como consecuencia de varias epidemias infecciosas originadas por el hombre. En la actualidad, el conejo de monte es escaso en muchas zonas de nuestro país mientras que en otras ha proliferado de manera descontrolada, provocando daños en la agricultura así como en diferentes infraestructuras de comunicación, donde son especialmente abundantes al colonizar los taludes de carreteras y vías férreas.

Por lo general, el método empleado para el control de las poblaciones de conejos, allí donde son plaga, es la caza. Sin embargo, el Canal de Isabel II ha ideado una estrategia algo diferente y muy interesante desde un punto de vista ambiental, para combatirlos en la estación depuradora de La Reguera. Los terrenos de la EDAR, situada en Móstoles, localidad cercana a Madrid, se encuentran completamente horadados por estos animales, causando problemas a los operarios o haciendo saltar constantemente las alarmas del recinto. La idea, que se encuentra en proceso de ensayo, consiste en la cría de tres pollos rescatados de búho real (Bubo bubo). Se espera que las aves puedan aclimatarse a dichas instalaciones y se asienten en su entorno al hacerse adultas, alimentándose con las capturas de los conejos, así como de ratas y ratones, contribuyendo así al control de sus poblaciones. El método, coordinado con las organizaciones Grefa y Brinzal, se complementa con la instalación de posaderos para rapaces, con el fin de reforzar el control biológico. Si la iniciativa tiene éxito, el Canal pretende extenderla a otras instalaciones y terrenos, allí donde los conejos causen problemas.