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Libélulas norteafricanas en España

Varias especies de libélulas del norte de África se asientan en España

14 Marzo, 2018

El hombre es causa de la expansión de numerosas especies exóticas, voluntaria o involuntariamente. Lo más común es que lo haga a través de sus desplazamientos o del transporte de mercancías. En esta sección hemos visto ejemplos de ello, aunque en otras ocasiones esta culpabilidad no es tan clara; sucediendo esto cuando determinadas especies conquistan un nuevo territorio por sus medios, sin que aparentemente intervenga el ser humano. Sin embargo, sí existe una causa humana subyacente. Lo explicaremos a continuación con el siguiente ejemplo.

Desde hace algunas décadas se ha constatado la presencia en España, sobretodo en el sur, de nuevas especies de libélulas, todas ellas procedentes del norte de África. El fenómeno sigue su curso en la actualidad y según afirman los expertos es consecuencia del cambio climático. Desde mediados del siglo XX se ha detectado un goteo constante en la llegada de estos insectos a la Península, los cuales cruzan el Estrecho de Gibraltar por sus propios medios para expandirse hacia áreas más al norte. Esto se debe a que, como consecuencia del cambio climático, el sur peninsular se va pareciendo cada vez más al norte de África. A esto se le suma el debilitamiento de las poblaciones de libélulas autóctonas, por el aumento de temperatura, la degradación de los hábitats y la creación de masas de agua artificiales. Este declive de las especies peninsulares propicia la conquista de esos territorios libres, por parte de las libélulas norteafricanas.

Actualmente se citan 79 especies diferentes de libélulas en España, de la cuales 5 se han añadido a nuestra entomofauna en las últimas décadas. Estas especies son Trithemis kirbyi, las más reciente en llegar, detectada por primera vez en Málaga en el año 2007; T. annulata, Orthetrum trinacria, Paragomphus genei y Brachythemis impartita. Todas ellas, son especies africanas. Se trata de insectos oportunistas, con requisitos de hábitat muy generalistas, capaces de colonizar un amplio abanico de ambientes acuáticos, desde ríos o arroyos, pasando por embalses, charcas, estanques e incluso piscinas. Esto es clave a la hora de explicar su éxito colonizador. Hay que decir que estas libélulas han llegado hasta la Península por medios propios, es decir, volando desde sus regiones de origen. Estos insectos son muy buenos voladores, capaces de resistir fuertes vientos, lo que les permite recorrer grandes distancias.

A la lista de estas 5 especies colonizadoras habría que añadir otras 2, aunque su historia es diferente. Se trata de Diplacodes lefebvrii y Sympetrum sinaiticum. Según los expertos, no serían unas recién llegadas, sino especies relictas de un pasado más lluvioso y, por tanto, supervivientes de una colonización previa. El cambio climático, su consecuente aumento de temperaturas y el aumento de láminas de agua artificiales, estarían propiciando un cierto auge de sus poblaciones en el sur peninsular, lo que podría explicar que hasta ahora ambas especies hayan pasado desapercibidas.

Las libélulas son insectos pertenecientes al Orden Odonata, Suborden Anisoptera. Comparten grupo con los conocidos caballitos del diablo o damiselas, del Suborden Zygoptera. La forma más sencilla de distinguir un grupo del otro es cuando están posados, en reposo. Mientras que las libélulas mantienen sus alas en posición horizontal, perpendiculares al cuerpo, los caballitos las pliegan longitudinalmente. Estos artrópodos son auténticos controladores naturales de plagas. Se les puede catalogar como los grandes depredadores del mundo de los insectos. Tanto sus ninfas, de vida acuática y denominadas náyades, como los adultos, se alimentan mediante la captura de presas. Normalmente sus víctimas suelen ser otros insectos o artrópodos, especialmente larvas de mosquitos. Pero en su dieta, algunas especies, también incluyen otros animales como anfibios, sobretodo en su fase larvaria (renacuajos), o pequeños peces. Dado que son eficaces depredadores, pueden provocar, en determinadas ocasiones, daños a la apicultura, mediante la captura de abejas.

Por ahora no sabe a ciencia cierta los efectos de estas libélulas norteafricanas en las poblaciones de odonatos autóctonos, aunque hay que tener en cuenta que algunas de las especies locales se encuentran incluidas en catálogos de invertebrados amenazados. De todas formas, está claro que la sequía y el aumento de temperaturas provocadas por el cambio climático afectará a muchas poblaciones de libélulas autóctonas, dejando vía libre para la conquista de esos territorios por parte de especies foráneas mucho mejor adaptadas.