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La plaga de hipopótamos de Pablo Escobar

La plaga de hipopótamos en Colombia.

14 Febrero, 2018

Estamos acostumbrados a tratar en este blog con plagas habituales como las cucarachas, las chinches de cama, las ratas, los ratones, la procesionaria del pino, etc. Sin embargo, el fenómeno de las especies exóticas invasoras, como ya hemos dicho en alguna ocasión, puede originar problemas de plagas inesperados y situaciones que no dejan de resultar curiosas. La introducción de organismos por parte del hombre, ya sean vegetales o animales, provoca la aparición de cualquier tipo de invasor en los lugares más insospechados. Esto es lo que está ocurriendo precisamente con la población de hipopótamos que habita en la actualidad en una región de Colombia.

Los hipopótamos son mamíferos artiodáctilos de la Familia Hippopotamidae, con dos únicas especies vivas en la actualidad; el hipopótamo común (Hippopotamus amphibius), la más grande y a la que pertenecen los protagonistas de esta historia y el hipopótamo pigmeo (Choeropsis liberiensis), de menor tamaño que el anterior. Como es de sobra conocido, su nombre deriva del griego y hace referencia a su forma de vida acuática. Estos grandes mamíferos viven en libertad sólo en África, con la excepción de la población colombiana, la única silvestre fuera del continente africano. Pero, ¿cómo han llegado los hipopótamos hasta allí?

A principios de los años 80 del siglo pasado, el narcotraficante Pablo Escobar construyó su cuartel general en unos terrenos de la localidad colombiana de Doradal, en Antioquía, en el valle del río Magdalena, a unos 150 kilómetros de Medellín. El lugar es conocido como Hacienda Nápoles. En ella, entre otras cosas, el capo montó un zoológico particular con decenas de especies animales, algunas de ellas exóticas como jirafas, cebras, gacelas, tigres, leones, etc., además de un reducido grupo de hipopótamos (de 2 a 4 ejemplares según diversas fuentes). Tras la muerte de Pablo Escobar, en diciembre de 1993, las autoridades decomisaron la propiedad e incautaron a algunos de estos animales. Otros ejemplares fueron abandonados, robados o incluso cazados. Entre aquellos que fueron dejados a su suerte se encontraba el pequeño grupo de hipopótamos; los cuales, no tuvieron problemas para subsistir por si mismos. Hay que tener en cuenta que en la zona carecen de depredadores naturales, tienen abundante pasto y vegetación de la cual alimentarse, y el clima es el apropiado para su desarrollo. Por ello, los animales se han reproducido exitosamente y en la actualidad se calcula que pueden vivir libremente en la zona entorno al medio centenar de ejemplares.

Pero, ¿por qué se considera a estos hipopótamos como una plaga? Pues como ocurre con la mayoría de especies exóticas invasoras, por su impacto negativo en el entorno donde se han instalado. Por un lado, no hay que olvidar que se trata de animales salvajes; es más, en África están considerados como unos de los más peligrosos, provocando más muertes humanas al año que leones o cocodrilos. Por tanto, son un riesgo claro para la población local, especialmente para los pescadores. El problema aumenta cuando algunos ejemplares son expulsados del grupo por el macho dominante, lo que hace que estos se desplacen en busca de nuevas zonas para establecerse. En algunos casos, esto ha llevado a los hipopótamos a pasearse por zonas urbanas. También atacan y matan al ganado, no para alimentarse, puesto que son exclusivamente herbívoros, sino para defender su territorio.

Por otro lado están sus efectos ambientales, sobre todo al poner en peligro ecosistemas tan importantes como los ribereños. Sus voluminosos cuerpos compactan el suelo y alteran el cauce de los ríos. Su afección a la vegetación autóctona es clara, no sólo de la que se alimentan sino de la que destruyen a su paso. Los expertos alertan también sobre el desplazamiento de otros animales que habitan los ríos locales como la nutria (Pteronura brasiliensis), el capibara (Hydrochoerus hydrochaeris) o el manatí del Caribe (Trichechus manatus).

A pesar de ser mamíferos con un tamaño considerable, no es sencillo localizarlos y contabilizarlos, por lo que no se sabe con exactitud el número de individuos que existen en esta zona o en las proximidades. Por sus efectos, se han llevado a cabo diferentes iniciativas para el control de estos animales como son el traslado de ejemplares a instalaciones zoológicas, la esterilización o el sacrificio. Este tipo de actuaciones resultan muy costosas y controvertidas, por lo que, de momento, los hipopótamos de Escobar siguen formando parte de la fauna colombiana.