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Según sea una vivienda así­ son los bichos que pueden habitar en ella

Diversidad y composición de insectos y otros artrópodos en las viviendas

22 Noviembre, 2017

Cuando pensamos en los diferentes hábitats en los que pueden vivir animales tan diversos y abundantes como los artrópodos, seguramente la ciudad no nos parecería el lugar idóneo para albergar una amplia variedad de estos organismos. Sin embargo, aunque no llegue al nivel de ciertos ecosistemas naturales, el medio urbano ofrece multitud de recursos para que los insectos y otros muchos invertebrados puedan prosperar. Dentro de las ciudades, los ambientes interiores suponen un tipo de hábitat pocas veces considerado a la hora de estudiar la diversidad de los artrópodos.

En este sentido, un estudio científico ha analizado de qué forma nuestros hogares suponen un complejo ambiente en el que pueden desarrollarse multitud de pequeñas formas de vida. La investigación ha sido desarrollada por expertos de la Academia de Ciencias de California, la Universidad del Estado de Carolina del Norte y el Museo de Historia Natural de Dinamarca. El objetivo de este trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, es tratar de entender mejor la coexistencia ancestral entre artrópodos y humanos; así como su implicación en la salud de estos últimos.

Los investigadores analizaron 50 inmuebles urbanos situados en la población de Raleigh, en Carolina de Norte, para comprobar cómo la diversidad y la composición de las comunidades de artrópodos de interior se ven influenciadas por factores tales como las características físicas de las viviendas consideradas, la distribución de las habitaciones o el estilo de vida de los residentes humanos. En el estudio se tuvieron en cuenta varios grupos de insectos, arácnidos y miriápodos. Los resultados arrojados por la investigación revelaron que la diversidad de estos invertebrados en los hogares se extiende mucho más allá de las especies plaga conocidas. Además, las comunidades de artrópodos que se encontraron en todas las casas presentan una perfecta estructura trófica, con especies depredadoras y carroñeras incluidas en los grupos detectados con mayor frecuencia.

La primera conclusión que se puede extraer de dichos resultados es que a los artrópodos no parecen gustarle las alturas, puesto que su variedad se incrementa en las plantas inferiores; siendo los sótanos sus lugares preferidos. También han podido comprobar que su densidad es mayor en estancias amplias, que contengan alfombras o moquetas, y con mayor número de puertas o ventanas, lo que les proporciona mayor cantidad de vías de acceso. Las salas comunes como los salones acogen mayor número de insectos que las cocinas, los dormitorios o los baños. Arañas, ácaros, ciempiés y algunos escarabajos proliferan en espacios oscuros y húmedos.

Por otro lado, el orden no parece desempeñar un papel decisivo en la presencia o ausencia de esta pequeña fauna; sólo los fólcidos, arañas de la Familia Pholcidae, parecen verse atraídas por cuartos sucios y desordenados. A pesar de lo que pudiera parecer, el uso de insecticidas o la presencia de abundantes plantas o mascotas en las viviendas tampoco tienen demasiado impacto en la composición de estos ecosistemas domésticos. La principal conclusión es que la mayor o menor diversidad de especies de artrópodos presentes en los hogares está directamente relacionada con la que exista en el entorno.

Más allá de lo curioso que pueda resultarnos este estudio, su importancia radica en entender mejor estas complejas dinámicas comunitarias, que pueden influir positivamente en el control de las plagas y en la reducción de riesgos para la salud pública. Además, la investigación sobre los biomas interiores puede ser útil a expertos arqueo-entomólogos, que reconstruyen la historia humana a través de las pistas que les proporcionan los insectos encontrados en sitios arqueológicos habitados en algún momento por humanos. Los investigadores reflexionan también sobre el hecho de que nuestras casas, por más aisladas que puedan parecer, en realidad albergan un rango de biodiversidad que nos mantiene conectados con el mundo natural. Además, esta biota, no siempre bienvenida, puede contribuir a mejorar nuestra salud e inmunidad de una forma que aún no se comprende por completo.