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El concepto de umbral de tolerancia en el control de plagas

Ratones caseros alimentándose de mazorcas de maíz.

21 Septiembre, 2017

En varias ocasiones en esta sección nos hemos referido a un concepto básico en el Control Integrado de Plagas. Se trata del denominado umbral de tolerancia; el límite por encima del cual un organismo objeto de control puede ser considerado como plaga y ocasionar problemas sanitarios, ambientales, molestias y/o pérdidas económicas. El concepto es clave a la hora de calificar como plaga la presencia de insectos, ratas, ratones u otros organismos (aves, plantas, microorganismos, etc.). Esto quiere decir que, porque puntualmente veamos cucarachas u hormigas en nuestra vivienda o negocio, no tiene que significar que exista un problema de plagas. Dependerá sobretodo de la actividad que se desarrolle en las instalaciones en cuestión y de las consecuencias que se deriven de su presencia. Sin embargo, no es tan sencillo marcar este límite y en ningún caso es un valor fijo. Trataremos a continuación de profundizar un poco más en este término tan importante.

Quizá la parte menos precisa en su definición sea el concepto de “molestia”. Un daño provocado por una plaga, sea material, ambiental o sobre la salud; es mucho más fácil de determinar y en su caso, de cuantificar económicamente, que el desagrado o la incomodidad que nos pueda ocasionar cualquier organismo. Por ejemplo, la presencia de una cucaracha no va a desencadenar el mismo tipo de reacción en todas las personas. Independientemente de esto, volvemos a recordar que una única o incluso varias cucarachas no tienen por qué suponer una plaga. Es necesario valorar el lugar donde éstas aparezcan, su número, su frecuencia, etc.

Con otros insectos como las chinches de cama, la alarma está plenamente justificada. En este caso, aunque haya muy pocos individuos, éstos provocan picaduras y reacciones alérgicas en quienes las sufren; por lo que conviene buscar lo más rápido posible la opinión de un profesional. Si hablamos de roedores, ocurre algo parecido. Un único ejemplar de ratón o de rata puede causar daños en alimentos y materiales, además de suponer un riesgo para la salud como potenciales transmisores de enfermedades. Tal es así que el umbral de tolerancia para las ratas es cero en cualquier tipo de instalación, a excepción del alcantarillado.

Si nos centramos en empresas y negocios en general, hay que tener en cuenta que el riesgo suele ser más elevado que en una vivienda. Esto se debe a que en ellos se puede llevar a cabo la manipulación de alimentos, se reciben y almacenan mercancías, se sitúan a pie de calle, alojan gran cantidad de maquinaria y equipos, etc. En este caso, el citado umbral podrá ser más amplio; pero también es cierto que dependerá de a qué tipo de actividad se dedique. Si pertenece a la industria alimentaria, la tolerancia ante la presencia de organismos nocivos deberá ser menor que en otro tipo de actividades. Además, dentro de un mismo establecimiento, hay zonas más sensibles que otras. Por ejemplo, el umbral de tolerancia de la cocina de un restaurante siempre será menor que el del cuarto de basura o los aseos.

Para terminar de hablar de este término, citamos una información reciente que recogen los medios de comunicación. Se trata de la aparición de una cucaracha (americana según la foto publicada) en los lavabos de unos quirófanos del Hospital Gregorio Marañón. Ésta es la instalación típica en la que el umbral de tolerancia frente a organismos nocivos debe ser el cero absoluto. No es lo mismo que esa misma cucaracha aparezca ahí que en una sala de máquinas del mismo hospital, en una peluquería o en el garaje subterráneo de un edificio de viviendas. En todos esos casos el umbral será distinto, por lo que la decisión de si tomar medidas o no (tratamiento de desinsectación) y la forma de actuar deberá adecuarse a cada situación.

A tenor de todo esto, puede resultarnos complicado determinar cuándo nos encontramos con un verdadero problema de plagas y cómo actuar ante él. Por ello, la mejor solución siempre es contar con profesionales de la sanidad ambiental. Más allá de la “fumigación”, una de las funciones de las empresas de control de plagas es el asesoramiento; labor imprescindible pero poco reconocida en muchas ocasiones. Nadie mejor que un profesional para saber detectar un problema, valorarlo y ofrecer la mejor solución para corregirlo. Por eso, Biodal Control Ambiental es tu empresa de control de plagas en Madrid.