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Filias y fobias hacia los insectos y otros artrópodos

Filias y fobias hacia los insectos y otros artrópodos como las arañas

31 Agosto, 2017

Como de todos es sabido, las reacciones de las personas ante diferentes situaciones o estímulos son de lo más variadas. También si el estímulo en cuestión es la presencia de un insecto o de cualquier otro artrópodo, lo que comúnmente se conocen como “bichos”. Dichas reacciones pueden ir desde la atracción extrema hacia estos animales, hasta la repulsa y el miedo más desorbitado ante ellos; pasando por estados intermedios como la mera molestia o la indiferencia más absoluta. En esta publicación nos vamos a centrar en los dos extremos del comportamiento, lo que se conoce bajo los términos de entomomanía y entomofobia.

La entomomanía es el entusiasmo o fascinación excesiva y anormal por los insectos. En principio, esta atracción no suele causar problemas en las personas que la padecen. Normalmente se traduce en una afición desmedida por su observación en la naturaleza, el estudio científico de todo lo que tenga que ver con ellos (anatomía, biología, taxonomía, etc.) o su tenencia como mascotas. Una filia parecida es la aracnofilia. No se trata propiamente de una entomomanía ya que las arañas son arácnidos, no insectos. Es una obsesión por todo lo relacionado con las arañas y los escorpiones, pudiendo llegar a derivar en una parafilia; lo que hace que las personas que tienen este trastorno se exciten con ellos, llegando incluso a incorporarlos en sus prácticas sexuales, con el peligro que esto conlleva debido a su veneno. Estas personas no suelen pedir ayuda, manteniendo esta obsesión oculta, con el fin de no ser juzgados por los demás.

En el lado opuesto se encuentra la entomofobia o el miedo persistente, irracional y extremo a los insectos. Se trata de una psicopatología que provoca una gran ansiedad en la persona que la sufre. Los afectados tratan de evitar cualquier lugar en el que piensen que puede haber insectos y ante su presencia o contacto sufren episodios de taquicardia, respiración rápida, dilatación pupilar, sudoración excesiva, tensión muscular o náuseas; llegando incluso al llanto y a la pérdida de conocimiento. Se trata de una enfermedad incapacitante, ya que el entomofóbico ve condicionado su lugar de residencia, de trabajo o los lugares donde realizar actividades de ocio. Es un miedo patológico, ya que no existe un peligro real que desencadene esa reacción de miedo.

Las causas de esta fobia puede deberse a situaciones tempranas desagradables con insectos, imágenes o situaciones aversivas, influencias negativas provenientes del cine, la literatura, la tradición…, por observación de situaciones traumáticas en otras personas durante la infancia o como consecuencia de factores genéticos.

Al igual que la mayoría de las fobias, la entomofobia se puede curar con tratamiento psicológico, mediante el control de las sensaciones de miedo cuando el individuo se expone a un insecto. Entre los métodos más habituales se encuentra la exposición gradual a los insectos y la información, acudiendo el paciente a clases de entomología para que conozca la forma de vida de los mismos. Junto a esto, son primordiales las técnicas de relajación para ayudar a gestionar la ansiedad provocada. Del mismo modo que existe la atracción enfermiza hacia los arácnidos, hay personas que presentan un miedo a arañas y escorpiones, con las mismas características y tratamiento que la entomofobia. En este caso, estamos hablando de aracnofobia.

Parece ser que estos comportamientos pudieran ser producto de la evolución y tener su origen hace miles de años; ya que estos animales representaban un gran peligro en ciertos lugares como por ejemplo en África, donde una picadura podía llegar a resultar mortal. Sin embargo, otros estudios han llegado a la conclusión de que el miedo se debe a determinadas características de estos animales como patas angulosas, colores oscuros y movimientos impredecibles. Todo ello provocaría que fueran desagradables para el ser humano.

Como dato curioso destacar que el cine o la literatura se han basado en el miedo y rechazo que producen estos animales para crear obras de esta temática. Por citar sólo algunos ejemplos cinematográficos, el clásico de 1954 Cuando ruge la marabunta, donde Charlton Heston se enfrentaba a las hormigas; Mimic (1997) y Están dentro (2000) donde las cucarachas son las protagonistas o Aracnofobia (1990), cuyo título deja clara la trama principal.

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