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Conociendo a la rata parda, gris o de alcantarilla

Ejemplar de rata parda, gris o de alcantarilla

9 de Agosto, 2017

Un aspecto fundamental para que cualquier tratamiento de control de plagas tenga éxito es conocer lo mejor posible al organismo con el que nos enfrentamos. Cómo es su morfología, su ciclo biológico, sus hábitos alimenticios o cuál es el emplazamiento en el que va a situar su refugio (nidos, madrigueras, vías de escape, etc.), constituyen una información básica para poder diseñar una correcta estrategia de actuación. Esto, por supuesto, se debe aplicar también en la lucha contra las infestaciones por roedores. Muchos pensarán que poca cosa hay que saber para eliminar ratas o ratones. En primer lugar, hay que identificar correctamente el roedor a controlar. Por ejemplo, no es raro que recibamos solicitudes para tratamientos contra ratas, cuando en realidad se trata de ratones, ya que hay personas que creen que estos últimos son las crías de las ratas. Ni que decir tiene que se trata de animales distintos, con requerimientos diferentes y cuyas técnicas de control varían. Además, en España podemos encontrar dos especies de ratas “comunes” claramente distinguibles. Por todo ello, vamos a elaborar una serie de artículos para tratar de conocer un poco mejor a todos estos roedores.

Comenzamos por la rata parda (Rattus norvegicus). Conocida también como rata gris o de alcantarilla, esta especie es la de mayor tamaño de todas las que vamos hablar y la que suele dar mayores problemas, sobre todo en las ciudades. Presenta un hocico redondeado, ojos relativamente pequeños y unas orejas que, al ser estiradas, nunca alcanzan el borde del ojo. Su tamaño puede variar entre los 18 cm y los 27 cm de longitud, con una cola que alcanza entre los 15 cm y los 22 cm, siendo ésta siempre más corta que el cuerpo. El peso varía de 180 g hasta los 500 g. Las hembras suelen ser más pequeñas que los machos y los ejemplares de zonas urbanas son los que alcanzan mayores dimensiones. Los individuos jóvenes presentan una coloración gris oscura de forma más o menos homogénea; mientras que los adultos son algo más claros, gris pardo en la zona dorsal y amarillento o gris sucio en la ventral. Todos estos rasgos nos permiten distinguirla morfológicamente de la otra especie de rata a la que dedicaremos un post, la rata negra (R. rattus).

La rata parda es originaria de China, aunque en la actualidad está considerada como una plaga cosmopolita, habiendo colonizado todas las áreas urbanas del planeta, a excepción de unas pocas regiones tropicales y subtropicales. A lo largo de la historia, el transporte marítimo de mercancías ha contribuido a su expansión mundial. R. norvegicus colonizó Europa a principios del siglo XVIII y Norteamérica a finales del mismo siglo. Terminó desplazando a la rata negra, ya presente anteriormente en estos lugares, como especie predominante de zonas urbanas. A España llegó algo más tarde, en el siglo XIX, y hoy en día ocupa todo el territorio nacional, incluidos los dos archipiélagos.

Este roedor es un comensal típico del ser humano, siendo su hábitat natural los medios urbanos y rurales, ocupando basureros, elementos y conducciones de la red de saneamiento, sótanos y cualquier otro espacio del subsuelo. También pueden construir madrigueras y son particularmente abundantes en puertos y ambientes costeros. Existen poblaciones salvajes ligadas a la presencia de agua, pudiendo llevar una vida semiacuática, en la que también desplazan a otras especies como la rata de agua (Arvicola sapidus). Con respecto a su reproducción, en medio urbano, con suficiente alimento y condiciones estables, las hembras de rata parda pueden parir en cualquier época del año, llegando a tener hasta siete partos anuales, con una media de unas 12 crías por camada.

La presencia de estos roedores en viviendas, negocios, industrias o almacenes, provoca graves daños en materiales, mercancías y alimentos, generando importantes pérdidas económicas. Además, como ya sabemos, son potenciales transmisores de diversas enfermedades como el tifus, la leptospirosis, la salmonelosis o la toxoplasmosis, entre otras. Como especie invasora, ha contribuido a la extinción o declive de numerosas especies animales únicas, especialmente cuando ha aparecido en enclaves tan sensibles como las islas. Todo ello justifica plenamente las actuaciones encaminadas al control de sus poblaciones. Biodal Control Ambiental ofrece el mejor servicio de desratización en Madrid, para eliminar plagas de ratas.