La cetrería en el control de plagas

4 Agosto, 2017

La cetrería es un arte tradicional cinegético que consiste en el cuidado y entrenamiento de aves rapaces para la caza de presas silvestres en su medio natural. Se puede calificar como una simbiosis mutualista, en la que hombre y animal establecen una relación en la que ambas partes salen beneficiadas. Esta actividad cuenta con más de cinco mil años de historia. Estuvo muy extendida durante la Edad Media, ligada sobre todo a la nobleza, aunque decayó con la evolución de las armas de fuego y la aparición de otras modalidades de caza. Aun así, en la actualidad todavía es practicada por culturas de más de setenta países en todo el mundo. Además, fue declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2010.

Sin embargo, en el presente artículo nos vamos centrar en un aspecto de la cetrería que nos interesa particularmente: su empleo en el control de plagas. Principalmente se aplica, como veremos a continuación, para el control de aves. Quizá el ejemplo más conocido sea el uso de halcones y otras rapaces en los recintos de los aeropuertos. Por motivos de seguridad, muchos aeródromos cuentan con un equipo de cetreros como parte del mantenimiento básico de las instalaciones, para evitar que se produzcan colisiones entre aves y aviones, lo que podría causar graves accidentes. La realización de vuelos periódicos con estas aves tiene como objetivo tratar de que los demás pájaros asocien el recinto aeroportuario con la presencia de depredadores, evitando así que utilicen las instalaciones como vía de paso o área de campeo.

Ya sabemos que las elevadas concentraciones de aves, ya sean palomas, estorninos, gaviotas, gorriones, etc., pueden ocasionar importantes daños en ambientes urbanos. El ruido, los excrementos o la posibilidad de transmisión de enfermedades son sólo algunos de los inconvenientes y riesgos que conlleva el convivir con grandes densidades de pájaros. Por ello, la cetrería es una técnica que también se emplea para controlar las poblaciones de aves en pueblos y ciudades. Al igual que ocurre en los aeropuertos, no consiste en un método de captura de ejemplares. Se realizan vuelos disuasorios y programados en las zonas afectadas, ya sean de anidación o posaderos, para que las aves objeto de control empiecen a catalogar el área tratada como de riesgo. Esto provocará su desplazamiento a otras zonas más seguras.

Este tipo de trabajos deben estar perfectamente diseñados para que tengan éxito. Por un lado, es conveniente conocer el tipo de ave que se va a controlar, por lo que realizar un adecuado diagnóstico de situación es imprescindible. A partir de ahí, se elegirá la rapaz más adecuada para el tipo de actuación. La planificación de las actuaciones también resulta muy importante. Los vuelos disuasorios deben estar correctamente programados, con una frecuencia adecuada. Además, deben realizarse en diferentes momentos del día o la noche para que las aves no se acostumbren y aprendan a evitar a las rapaces. Una vez conseguido el desplazamiento de la población nociva, se debe seguir realizando vuelos de recuerdo, para que no vuelvan a aparecer en la zona de control.

Las especies más habituales que suelen emplearse en este tipo de tratamientos son halcón peregrino (Falco peregrinus), cernícalo vulgar (F. tinnunculus), azor común (Accipiter gentilis), búho real (Bubo bubo), lechuza común (Tyto alba) o el halcón de Harris (Parabuteo unicinctus), entre otras. Además de en los citados aeropuertos, este tipo de servicios suele ser requerido por los ayuntamientos, para controlar elevadas densidades de aves en cascos urbanos o para proteger monumentos. También se lleva a cabo en campos de fútbol y otras instalaciones deportivas. Empresas de alimentación y/o distribución, comunidades de propietarios y particulares completan el perfil predominante de clientes que solicitan estos servicios.

El empleo de la cetrería en el control de aves tiene numerosas y significativas ventajas. Es una técnica ecológica, se basa en el comportamiento natural que tienen las especies para esquivar a sus depredadores potenciales, evitando el uso de productos químicos o de repulsión física, y no realizándose la captura y el sacrificio de ejemplares. Por otro lado, se utiliza para controlar tanto grandes espacios como otros más pequeños. Incluso, pueden realizarse vuelos en interiores; por ejemplo en naves industriales, para desalojar palomas o gorriones. Su combinación con otras técnicas disuasorias, suele ser una práctica habitual en el control de aves urbanas.