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Los efectos de las cigüeñas en entornos urbanos

Cigüeñas y sus nidos en la Colegiata de San Miguel en Alfaro, La Rioja

18 Enero, 2017

De vez en cuando, en este blog, recogemos algún caso curioso de animales a los que en determinadas circunstancias hay que controlar. Aunque lo normal es que las empresas de control de plagas lidiemos con cucarachas, chinches, hormigas, palomas, ratas o ratones, en algunas ocasiones nos toca enfrentarnos a otros animales diferentes. Se trata de especies que, a priori, no identificaríamos con una plaga. Y es que cualquier organismo, cuando provoca daños, ya sean materiales, económicos o sobre la salud de las personas; debe ser objeto de control. Lo cual, por otro lado, no significa que la técnica a aplicar conlleve la eliminación de los individuos, más si cabe si se trata de una especie emblemática. Las estrategias que pueden desarrollarse dentro del sector de la sanidad ambiental son muy variadas y, algunas veces, basta con el empleo de medidas disuasorias. Esto es precisamente lo que queremos reflejar con el siguiente caso.

Nos encontramos en plena época en la que un ave muy popular, apreciada y fácilmente reconocible, regresa hasta nuestros pueblos y ciudades, después de pasar el último tercio del año al sur del desierto del Sáhara. Nos referimos, por supuesto, a la cigüeña blanca (Ciconia ciconia). Se trata de un típico migrador transahariano, que abandona nuestro territorio a finales de verano para retornar entre los meses de diciembre y enero. Aunque hay que remarcar que desde hace relativamente pocos años existen ciertas poblaciones que permanecen durante todo el año en la Península, especialmente en la mitad occidental. Después del fuerte declive sufrido durante la década de los 80, las cigüeñas han experimentado una fuerte recuperación, con incrementos poblacionales de hasta un 500% en los últimos años. El aprovechamiento de los recursos que proporcionan los basureros urbanos ha sido un factor clave para este crecimiento; el cual, por otra parte, es el que está causando ciertos problemas en determinadas zonas geográficas de España.

Las cigüeñas blancas están muy ligadas al medio humanizado. Aunque pueden nidificar en los árboles, el 50% de los nidos los realizan sobre construcciones, iglesias, torretas de electricidad, antenas de telefonía, etc. Esos nidos están compuestos por ramas trenzadas, palos, hojas y elementos artificiales como plásticos. La acumulación de materiales año tras año puede superar el metro de altura y los dos metros de diámetro, con un peso que oscila entre los 100 y los 600 kg. Ni que decir tiene que esta gran masa termina afectando gravemente a las estructuras. Además, gracias a sus excrementos se genera toda una comunidad de microorganismos y hongos cuya actividad provoca una reducción del pH de las piedras, provocando la disgregación del material pétreo y la alteración cromática. Las aves también actúan como agentes dispersantes de semillas, por lo que éstas pueden germinar dando lugar a plantas vasculares superiores sobre los edificios, contribuyendo marcadamente a su deterioro. El impacto sobre la salud pública es similar al de otras aves. Sus heces pueden ser un foco de proliferación de microorganismos patógenos. También atraen a todo tipo de insectos y ácaros, con lo que los problemas de alergias pueden ser importantes si las colonias están cerca de viviendas. Existe también el peligro directo que conlleva el desprendimiento de sus voluminosos nidos.

Por todo ello, a veces no queda más remedio que tomar medidas. Entre ellas se encuentran la reubicación de los nidos dentro de la propia edificación, en aquellas zonas en las que no causen problemas, o bien en estructuras colocadas sobre postes artificiales y lejos de núcleos urbanos. Otra alternativa consiste en instalar sistemas que directamente eviten el posado y la construcción de los nidos. Este es precisamente el tipo de servicio que nos solicitó una empresa de restauración hace escasas fechas. Se trataba de la instalación y mantenimiento de un sistema eléctrico anti-cigüeñas en un monumento que estaban rehabilitando en el entorno de un municipio de la sierra de Madrid. Dicha construcción había estado abandonada y presentaba muy malas condiciones de conservación, derruida en gran parte, debido al propio abandono y a una colonia importante de cigüeñas. El sistema a instalar, formado por railes electrificados, tenía como objetivo evitar que, tras los trabajos, estas zancudas volvieran a su antiguo hogar con el perjuicio que para el monumento eso supondría.

Como vemos, nos encontramos ante todo un reto para la sanidad ambiental. En Biodal Control Ambiental ofrecemos siempre la mejor solución y más respetuosa con el medio ambiente en el control de aves u otras plagas.