Los insectos caní­bales, controladores biológicos más eficaces

16 Noviembre, 2016

Una de las técnicas más conocidas de control biológico es la introducción intencionada, en los cultivos, de los enemigos naturales de sus plagas. Además de ser un método eficaz para combatirlas, es una buena medida alternativa al uso de productos fitosanitarios. Son múltiples los ejemplos de estos tratamientos innovadores, respetuosos con el medio ambiente, que en la actualidad se aplican. De algunos de ellos ya hemos hablado anteriormente. También hemos comentado alguna vez que para que su utilización sea exitosa, es imprescindible conocer el ciclo biológico de la plaga en cuestión. Así, se elige el momento óptimo para su aplicación, de la misma manera que ocurre con los tratamientos químicos. Sin embargo, un estudio reciente abre nuevas posibilidades en la utilización de estos métodos de control biológico mediante el uso de depredadores, en los que ni siquiera tiene que estar presente la plaga a combatir. Lo explicamos a continuación.

Científicos de la Universidad de Almería, en colaboración con la Universidad de Budapest y la Szent István de Gödöllo, en Hungría; han llevado a cabo una investigación donde se revela que resulta mucho más efectivo introducir los depredadores en el cultivo antes de que la propia plaga lo infeste. El estudio ha sido publicado en la revista Ecological Modelling. De esta forma, al no tener presas con las que alimentarse, a estos insectos aliados no les queda más remedio que comerse a sus semejantes. Este comportamiento caníbal ayudaría a crear, con el paso del tiempo, individuos con mayor rendimiento depredador; por tanto, más efectivos como controladores de plagas.

La investigación consistió en una serie de simulaciones en laboratorio sobre plantas de tomate y pimiento. Como controlador se utilizó al hemíptero Nabis pseudoferus, una especie muy utilizada como agente biológico en este tipo de cultivos. Se estudió su incidencia sobre la polilla del tomate (Tuta absoluta), una de las plagas más agresivas del cultivo en América del Sur. A través de ecuaciones matemáticas, se calculó la relación existente entre depredador y presa, diferenciando la respuesta funcional y la capacidad de lucha entre los individuos caníbales y los no caníbales. Los resultados revelaron que la capacidad reproductiva de machos y hembras aumentaba cuando los ejemplares adultos habían practicado el canibalismo, especialmente entre miembros de la propia familia. También se incrementó la resistencia y la longevidad de los individuos con respecto a aquellos que no habían sido caníbales.

Los autores explican que cuando estos insectos se encuentran en ausencia de sus presas potenciales, buscan alimento a toda costa, por lo que empiezan a comerse entre sí. De esta forma, por simple selección natural, sólo sobreviven los más fuertes, los más preparados, transmitiendo sus genes a sus descendientes. Por otro lado, desaparecen de la población todos aquellos ejemplares que no desarrollan las aptitudes necesarias para vivir en un ambiente hostil. Los individuos supervivientes, por tanto, serán los que queden cuando la plaga aparezca, actuando sobre ella de una manera mucho más eficaz.

Junto con esta mayor efectividad, existe otra ventaja adicional del uso de depredadores naturales antes de que la infestación se produzca en el cultivo. Cuando la plaga ya está presente, es necesario introducir más cantidad de individuos depredadores, cuya proliferación además puede crear problemas posteriores en los cultivos. En definitiva, todo ello se traduce en un aumento significativo de los costes finales de esta técnica.

El estudio ofrece una visión distinta de los métodos biológicos de control de plagas. En este caso se actúa de forma preventiva y no curativa, ofreciendo distintas alternativas que permitan anticiparse a los problemas, y dotando a los cultivos de las herramientas necesarias para una protección temprana.