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Alarma tras confundir tí­pulas con mosquitos

Ejemplar adulto del díptero Tipula maxima, confundido frecuentemente con mosquitos.

25 Mayo, 2016

Ya sabemos que para que un insecto u otro organismo sea considerado una plaga tiene que superar un umbral de tolerancia. En algunas ocasiones esa “tolerancia” no tiene que ver sólo con el elevado número de ejemplares encontrados o con los perjuicios económicos, materiales o de salud que éstos originen. Simplemente la mera presencia de determinados insectos basta para provocar rechazo o alarma. Lo que ocurre es que hay veces en que el desconocimiento puede llevar a confundir unos tipos de insectos con otros, haciendo que dicha alarma resulte del todo infundada. En el artículo de esta semana vamos a explicarlo con un caso que suele ser bastante frecuente por estas fechas.

Está claro que los mosquitos son una de las plagas que más preocupación provoca en la población. Las picaduras y el hecho de que algunas especies sean vectores de determinadas enfermedades, lo justifica plenamente. Es por ello que en determinadas zonas, existe una gran sensibilidad con respecto a estos animales; como ocurre por ejemplo a lo largo de toda la costa mediterránea española con la presencia del conocido mosquito tigre (Aedes albopictus).

Estos días han aparecido numerosas informaciones sobre la proliferación de mosquitos en Almería, concretamente en la zona del Bajo Andarax. Las altas temperaturas, unidas a la existencia de vertidos de aguas residuales, crean las condiciones perfectas para que estos molestos dípteros se multipliquen, afectando a la vida cotidiana de los ciudadanos. Una de esas noticias recogía la denuncia de un vecino de la zona en la que daba cuenta de la presencia de un mosquito de gran tamaño en el interior de su vivienda. La información llevaba como titular “Este es el tamaño de los mosquitos en Huércal de Almería” y venía ilustrada con una fotografía del ejemplar en cuestión. Sin embargo el díptero que muestran las imágenes no es ningún mosquito, es decir, no pertenece al grupo de los conocidos como culícidos (Familia Culicidae), donde se incluyen, entre otros, los géneros más conocidos y odiados por los humanos: Anopheles, Culex y Aedes. En realidad se trata de una inofensiva típula, de la Familia Tipulidae. Esta confusión es bastante frecuente. Después de aclararlo también, el medio de comunicación que publicó la noticia modificó el citado titular.

Las típulas son dípteros de cuerpo esbelto y patas muy largas. En general, son insectos de gran tamaño, con una longitud del cuerpo que puede llegar hasta los 35 mm y una envergadura alar de hasta casi 60 mm. En Europa se han descrito unas 470 especies, de las cuales unas 150 han sido citadas sólo en España. Viven en una gran variedad de hábitats acuáticos, incluyendo lagunas hipersalinas y terrestres. Pero quizá lo más importante es que las hembras adultas no tienen que alimentarse de sangre para poner los huevos, por lo que estos insectos no pican. Los adultos tienen una vida corta, apenas unos 10 días, durante la cual se alimentan esporádicamente del néctar de las flores. Sus larvas sin embargo presentan mayor variación en la alimentación. Unas se nutren de materia vegetal en descomposición y de los microorganismos asociados. Las de algunas especies cazan incluso a otras larvas de pequeños invertebrados, por lo que realizan un control natural de las plagas de mosquitos. Y otras lo hacen de plantas herbáceas, atacando tanto raíces, como tallos y hojas; pudiendo constituir, en este caso, plagas fitosanitarias. Cuando su número es elevado ocasionan problemas importantes en césped (con gran incidencia en los campos de golf), pastos y cultivos de arroz.

Por otra parte, estos insectos desempeñan valiosas funciones en los ecosistemas. Tanto adultos como larvas sirven de alimento a multitud de animales insectívoros (aves, peces, anfibios, reptiles, otros insectos, etc.). Además, al alimentarse de materia vegetal en descomposición, contribuyen a enriquecer los suelos, renovando y modificando el microhábitat para otras especies de invertebrados.

Aclarada la confusión, esperamos que sirva para que la próxima vez que se cuele una típula en un hogar no provoque escenas de pánico pensando en las terribles picaduras que ésta pueda ocasionar.