Contacte con nosotros

Especialistas en control de plagas. Resultados garantizados, al mejor precio.

Erradicación de especies plaga para proteger la biodiversidad en islas

Gato asilvestrado con una presa en su boca.

30 Marzo, 2016

Cuando se habla de organismos plaga, se tiende a pensar casi siempre en insectos nocivos como las cucarachas o las chinches de cama, o en roedores como las ratas y los ratones. En ese caso, los tratamientos realizados para el control de sus plagas parecen estar perfectamente justificados. Sin embargo, hay ocasiones en las que otros tipos de animales pueden ser los responsables de provocar graves problemas ambientales. Se trata de mamíferos mucho más cercanos al hombre como los gatos, los conejos o las cabras, cuyos métodos de control pueden generar mayor controversia. Aun así, introducidos por el hombre en ecosistemas en los que no estaban presentes de manera natural, pueden alterar significativamente el entorno y contribuir incluso a la desaparición de especies autóctonas. Esto suele ocurrir sobretodo en ambientes tan frágiles y sensibles como las islas.

Especial relevancia tiene el impacto negativo del gato doméstico. A lo largo de la historia, los felinos han contribuido a la extinción de, al menos, el 14% de vertebrados terrestres en entornos insulares. Su presencia amenaza además la supervivencia del 8% de las especies de aves, mamíferos y reptiles catalogados como en peligro crítico por la UICN. Los gatos asilvestrados están presentes en la mayoría de las aproximadamente 179.000 islas que hay en el mundo. En concreto, las regiones insulares más afectadas históricamente por su acción son las Galápagos, Hawaii, algunas islas del Caribe y las Canarias. En estas últimas, su existencia amenaza seriamente la conservación del lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simonyi) y de La Gomera (G. bravoana).

Por todo ello, autoridades de todo el planeta están llevando a cabo campañas de eliminación de felinos en islas mediante trampas de captura o muerte directa. Así, los gatos asilvestrados han sido erradicados en al menos 83 islas, tales como Santa Catalina (México), Baltra (Ecuador), Trinidad (Brasil) y los islotes españoles de Lobos y Alegranza.

Aunque puedan parecer medidas drásticas, un estudio científico reciente defiende la utilidad de estas técnicas de erradicación de mamíferos invasores. Dicho trabajo ha sido dirigido por la bióloga estadounidense Holly P. Jones de la Universidad del Norte de Illinois y publicado en la revista científica PNAS. A través de búsquedas bibliográficas exhaustivas y entrevistas a expertos, los autores han llegado a la conclusión de que 236 especies nativas terrestres insulares en todo el mundo se han visto beneficiadas gracias a estas estrategias de erradicación. Esos beneficios incluyeron tanto recolonizaciones de islas por parte de especies que habían sido eliminadas por los invasores, nuevas colonizaciones y aumentos poblacionales. De esas 236 especies, el 26 % se encuentra en peligro de extinción (en peligro crítico, en peligro y vulnerable) y el 9% como casi amenazado, según categorías de la UICN. Las aves ha sido el grupo sobre el que han tenido una mayor incidencia positiva estas políticas conservacionistas.

El estudio también valora los aspectos negativos de las erradicaciones. En algunos lugares la eliminación de mamíferos no autóctonos, sobretodo gatos y roedores, se realiza mediante la colocación de cebos envenenados. Esto puede terminar afectando a las poblaciones locales, sea por consumo directo del cebo o de la carroña afectada. En la mayoría de los casos, según los autores, estos impactos negativos son transitorios y terminan compensándose con los beneficios a largo plazo que supone el incremento en las poblaciones nativas debido a la ausencia de invasores.

En definitiva, todo esto pone de manifiesto lo amplio que es el término plaga, puesto que hasta los animales domésticos pueden llegar a ser considerados como tal en aquellos lugares donde se han asilvestrado, amenazando gravemente su biodiversidad.