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Controlando otros tipos de plagas en viviendas: los pececillos de plata

Ejemplar de pececillo de plata, Lepisma saccharina

23 Marzo, 2016

Los avisos que las empresas de control de plagas podemos recibir en una gran ciudad como Madrid pueden ser muy variados, aunque no lo parezca. Por lo general, los problemas con cucarachas suelen ser los más habituales, sobre todo por infestaciones de cucaracha rubia (Blatella germanica). También las hormigas ocupan un puesto destacado; y desde hace unos años las chinches de cama (Cimex lectularius) se han hecho muy habituales. Fuera ya de los insectos nocivos, la presencia de ratas y ratones también hace que tengamos que acudir a numerosos hogares. Sin embargo, hay otros casos mucho menos comunes, más raros, que dada su peculiaridad, merecen ser comentados.

Hace unos días recibimos un aviso por la presencia de pececillos de plata en el baño de una vivienda situada en el madrileño barrio de La Latina. Se trata de insectos ápteros (sin alas) pertenecientes al orden Zygentoma, conocidos anteriormente como tisanuros. Poseen una longitud entre 2 y 20 mm sin contar sus apéndices, el cuerpo deprimido, cilíndrico o fusiforme, con una cabeza provista de antenas largas con numerosos anillos. Sus piezas bucales son de tipo masticador. Tienen tres pares de patas adaptadas a la carrera veloz. Una de las características más reconocibles, a parte de sus escamas plateadas, es que su abdomen termina en tres apéndices caudales largos y anillados, dos cercos laterales y un paracerco central, con funciones sensitivas.

La especie más común presente en las casas es Lepisma saccharina, aunque también puede encontrarse Ctenolepisma lineata y las exóticas C. longicaudata y C. targionii. Se trata de insectos de hábitos nocturnos, cuyos adultos pueden vivir de 2 a 3 años; ametábolos, es decir que no sufren metamorfosis puesto que los juveniles que salen del huevo son muy similares a los adultos; adaptados a vivir en ambientes con elevada humedad, y a una temperatura óptima entre los 25 y los 30º C. Se alimentan de polisacáridos como el almidón y la celulosa. Pueden consumir papel, algodón, cabellos, cola de encuadernación, silicona, etc.

Debido a estos hábitos alimentarios, cuando su número es elevado pueden ocasionar problemas en archivos y bibliotecas, al provocar el deterioro de libros y documentos. En los hogares no suele considerárseles una plaga. Por ello, los avisos relacionados con estos animales son escasos. Son insectos comensales que se han adaptado a vivir en entornos humanos y que siempre van a estar presentes, aunque no los veamos debido a su actividad nocturna. En ambientes domésticos, no suponen ningún perjuicio para la salud de las personas o de las mascotas, ni tampoco causan daños materiales significativos.

La aparición de un mayor número de ejemplares suele deberse a alguna deficiencia de tipo estructural, higiénico-sanitaria y/o ambiental presente en la vivienda. En el caso del aviso en cuestión, el cliente tenía un notable problema de humedades en el baño. Solucionando problemas de este tipo, tapando huecos y grietas donde los pececillos pueden refugiarse; sellando correctamente desagües, así como manteniendo unas condiciones de limpieza y ventilación adecuadas, podremos librarnos de ellos.

Si aún con esto, no queda más remedio que hacer un tratamiento químico, existe algún gel insecticida que funciona bien con estos hexápodos. Cualquier tratamiento genérico con biocidas para insectos rastreros será también eficaz. Aun así, dichas aplicaciones resultarán inútiles si no se adoptan las correspondientes medidas de actuación pasiva encaminadas a solucionar todas las deficiencias origen del problema. Y es que las empresas de control de plagas no nos debemos limitar a la aplicación de productos químicos. El asesoramiento y la información a nuestros clientes forman parte de nuestro trabajo. 

Recuerde que en Biodal Control Ambiental ofrecemos todo tipo de servicios de desinsectación