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Los municipios se preparan para hacer frente a los estorninos

Bandada de estorninos

7 Enero, 2016

Pocas imágenes hay tan espectaculares en la naturaleza como las bandadas de estorninos surcando los cielos en forma de gigantes nubes móviles. Pero estas aves no sólo nos proporcionan un buen espectáculo visual, sino que su elevado número provoca en bastantes ocasiones serios problemas en pueblos y ciudades, pudiendo catalogarlos como plaga.

En España nos encontramos con dos especies diferentes de estorninos. Una de ellas es el estornino pinto, la de mayor distribución geográfica; desde las Islas Azores hasta Siberia Central, incluyendo también la Península Escandinava y Oriente Próximo. En nuestro país, tradicionalmente ha sido típica del noreste peninsular, aunque esto está cambiando. Su nombre científico es Sturnus vulgaris. La otra, el estornino negro (S. unicolor) menos abundante que el anterior y nidificante en la región mediterránea occidental, Península Ibérica y norte de África. En España es la especie más común. Aparte de estas diferencias de distribución, ambas especies se distinguen también por su coloración, que en S. vulgaris es negra con moteado blanco, de ahí su característico nombre.

El estornino pinto es una especie invernante en nuestro país, aunque ha colonizado recientemente la Península Ibérica como reproductora y se encuentra en clara expansión. El negro es sedentario y ampliamente distribuido por nuestra geografía. Durante el invierno, S. vulgaris migra hacia latitudes más meridionales, entre ellas España, en busca de mejores condiciones ambientales. Aquí se une a las poblaciones locales de ambas especies formando inmensas bandadas mixtas. Es precisamente en este momento cuando se convierten en una auténtica plaga, especialmente en el norte y en zonas costeras.

Por un lado, tal cantidad de aves puede provocar destrozos en cultivos con tanta importancia como el olivar. Por otro, durante esta época, ambas especies ocupan arboledas de paseos y parques urbanos y periurbanos para dormir, así como cañaverales, alejados de peligros y depredadores, lo que puede causar problemas de convivencia con los humanos. Son tales las concentraciones invernales de estorninos es sus dormideros que llegan a alcanzar la cifra de varios millones de ejemplares. Como consecuencia de ello, sus excrementos terminan cubriendo vehículos, vegetación, mobiliario urbano y el propio suelo; además, su algarabía, que no cesa durante la noche, impide el descanso de los vecinos.

Por todo ello, en diversos municipios españoles se encuentran estos días llevando a cabo diversas actuaciones para espantar a los estorninos de sus lugares de descanso urbano. Entre los métodos disuasorios utilizados se encuentra el empleo de ultrasonidos, la emisión de grabaciones con las vocalizaciones de algunos de sus depredadores o también de las llamadas de alarma de diferentes especies de ave, entre ellas la de los propios estorninos. A todo esto se une, en algunas ocasiones, la utilización de aves rapaces, que realizan vuelos controlados en las zonas dormidero, con el objeto de inducir a estos pájaros a mudarse a otros lugares.

No sólo es un problema de España, puesto que en otros países como Italia también lo sufren. En Roma la acumulación de los excrementos de estas aves provoca el corte de algunas calles, convertidas en auténticas pistas deslizantes, para evitar daños a transeúntes o vehículos. También en la ciudad de Buenos Aires, donde el estornino pinto es una especie introducida. De hecho está catalogado como una de las especies invasoras más dañinas.

Pero no todo son aspectos negativos. Hay que tener en cuenta que la dieta omnívora de los estorninos los convierte en auténticos controladores de plagas, ya que consumen ingentes cantidades de insectos, especialmente durante la época de cría. Por ello, nos encontramos con un asunto de convivencia entre especies, solucionado una vez más gracias a las actuaciones de empresas profesionales del sector de la sanidad ambiental.