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Una mosca invasora pone en peligro a los pinzones de Darwin

Ejemplar del escaso pinzón del manglar

29 Diciembre, 2015

Entre los años 1831 y 1836, un joven naturalista llamado Charles Darwin se embarcó en el Beagle para realizar un viaje alrededor del mundo que supondría todo un hito en la historia de la ciencia. La variación de las especies de pinzón que Darwin capturó en las Islas Galápagos y su adaptación a los diferentes entornos, fue uno de los hallazgos que varios años más tarde inspirarían su famosa teoría de la evolución. Casi dos siglos después, la introducción de una mosca parásita en dichas islas está poniendo en serio peligro a las aves terrestres locales, entre ellas los famosos pinzones.

Se trata de un díptero de la familia Muscidae, de nombre Philornis downsisimilar en tamaño y apariencia a la mosca doméstica, por lo general de color más oscuro. En estado adulto son inofensivas, puesto que se alimentan de frutas y néctar; pero en estado larvario lo hacen de la sangre y los tejidos de los pollos de diferentes especies de aves. Las hembras depositan los huevos en los nidos de los pájaros, en la superficie del material del mismo o directamente sobre los polluelos, incluso en el interior de sus orificios nasales.

Las larvas de esta mosca fueron descubiertas por primera vez en nidos situados en la Isla de Santa Cruz, en el año 1997. Sin embargo, el examen retrospectivo de colecciones de insectos indica que la especie estaba presente en las Galápagos ya desde 1964. La introducción parece que pudo ser accidental. Desde entonces, el parásito se ha extendido a 12 de las 13 islas principales que conforman el Archipiélago y sus larvas se han encontrado entre el 64 y el 100 % de los nidos prospectados de pinzones de Darwin.

Los efectos negativos de esta plaga son claros, puesto que es considerada como la mayor causa del declive de especies de aves terrestres en las Islas Galápagos. Los polluelos parasitados ven afectado su crecimiento, padecen de anemia, sufren deformaciones en el pico e incluso pueden llegar a morir. Se han registrado casos de nidadas con un 100% de mortalidad debida a la presencia de la larva.

Así se desprende también de las conclusiones de un trabajo realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Utah y que ha sido recientemente publicado en la revista científica Journal of Applied Ecology. En dicho estudio se han realizado simulaciones matemáticas para predecir la viabilidad de las poblaciones de pinzones de las islas frente a la infestación de la mosca. Tomando como referencia la especie más común, el pinzón terrestre mediano (Geospiza fortis), se barajaron tres escenarios distintos, en función de las condiciones climáticas más o menos favorables para la reproducción y la supervivencia de la especie. Los autores comprobaron que bajo dos de esos escenarios, las poblaciones de esta especie de pinzón descenderían hasta rozar la extinción en apenas 50 años, en el caso de que se dieran condiciones climáticas desfavorables para su supervivencia; o en 80 años en un escenario neutro en el que no influyeran dichas condiciones; todo ello como consecuencia de la incidencia negativa de la infestación por P. downsi. La situación puede ser todavía peor para especies endémicas críticamente amenazadas como el pinzón del manglar (Camarhynchus heliobates) del que quedan menos de 100 ejemplares en libertad o el pinzón de árbol de pico mediano (C. pauper).

Lógicamente la investigación no tiene en cuenta otros factores de amenaza para estas especies como puede ser la depredación por parte de ratas y gatos, también introducidos, la degradación del hábitat y el empleo de productos químicos agrícolas. Aun así, el estudio muestra que reducir la prevalencia de la mosca puede ser una estrategia de gestión eficaz para conservar a los pinzones limitando su riesgo de extinción. Como métodos de control de esta plaga se están estudiando varias alternativas, que incluyen tanto el uso de productos químicos (reguladores del crecimiento, inhibidores de quitinasa o biopesticidas); la colocación de trampas atrayentes de captura, la interrupción del apareamiento de la mosca mediante feromonas; la técnica de los machos estériles o el control biológico a través de varias especies de avispas parasitoides.