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Aragón estudia alternativas a los químicos para combatir plagas
10 Septiembre, 2015
Desde que entró en vigor la Directiva 2009/128 CE, por la que se establece el marco de la actuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas, en España es obligatoria la aplicación de los principios de Gestión Integrada de Plagas en la agricultura. Con ello se pretende minimizar y hacer razonable la aplicación de productos fitosanitarios.
Esta lucha integrada, al igual que ocurre en el control de plagas urbanas con el uso de biocidas, pretende priorizar la prevención y las medidas alternativas a la aplicación de químicos. El empleo de estas sustancias debe ser siempre el último recurso; y cuando su uso resulte imprescindible, la aplicación debe realizarse con el producto, la dosis y la técnica adecuados, así como en la época del año más favorable.
Por ello, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), un organismo adscrito al Departamento de Innovación, Investigación y Universidad del gobierno aragonés, en concreto la Unidad de Sanidad Vegetal, lleva varios años desarrollando diferentes vías de investigación para la reducción del impacto ambiental de las medidas de protección vegetal. Su finalidad es la creación de sistemas eficaces de producción que garanticen, por un lado la calidad de los alimentos, y por otro el respeto al medio ambiente. Una de esas líneas de investigación es la búsqueda de alternativas al uso de fitosanitarios en el control de plagas de la alfalfa, un cultivo tradicional muy extendido en esta comunidad.
La alfalfa presenta una buena variedad de insectos que pueden constituir plaga, entre ellos varios lepidópteros como Noctua pronuba o Autographa gamma; homópteros como Aphis craccivora o A. fabae; heterópteros como Nezara viridula o Nysius ericae; o coleópteros, entre los que destaca el denominado gusano verde de la alfalfa (Hypera postica). Este último es un curculiónido cuyas larvas, nacidas de los huevos depositados por las hembras en el interior del tronco del vegetal, se alimentan vorazmente de los brotes, dañando severamente las plantas.
Para el control de esta especie, desde el CITA se ha diseñado un proyecto que tiene como objetivo determinar la incidencia en sus poblaciones del corte de la alfalfa en parada invernal. Gran parte de las puestas del escarabajo, debido a las condiciones particulares que se dan en Aragón, tienen lugar en la temporada otoño-invierno; por lo que el corte antes de la salida del reposo invernal del cultivo, podría eliminar una gran cantidad de huevos, reduciendo significativamente el número de larvas, y por tanto, minimizando los daños en primavera.
Por otra parte, desde este centro aragonés también se han propuesto fomentar el control biológico natural de las plagas, echando mano de la abundante fauna de enemigos naturales que utilizan este cultivo como hábitat. Para ello, han desarrollado una estrategia que aprovecha los cortes sucesivos que se realizan en las plantaciones de alfalfa, de 5 a 6 anuales en la Cuenca del Ebro. El método consiste en dejar, en cada corte, varias franjas del vegetal sin cortar; de tal forma que dichas franjas ofrezcan refugio a los insectos y demás fauna beneficiosa, enemigos naturales de la plaga tras el corte. Así, existe una población de controladores disponible desde el comienzo del rebrote de la alfalfa, facilitándose la sincronización con las plagas, y en definitiva, haciendo que el control biológico natural sea mucho más eficaz.
Los trabajos realizados por el centro han confirmado la validez y viabilidad de estas técnicas y podrían llevar a prescindir totalmente de los tratamientos químicos en determinados años o disminuir su número sustancialmente en otros con mayor incidencia de todos estos insectos nocivos. Estas experiencias demuestran que muchas veces las medidas culturales en la gestión de cultivos pueden resultar muy eficaces para el control de plagas en los mismos.
