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Veneno de avispa para luchar contra el cáncer

Veneno de la avispa Polybia para luchar contra el cáncer

3 Septiembre, 2015

Nos encontramos en plena temporada alta de avispas. Las elevadas temperaturas propias de estos meses de verano hacen que estos insectos sociales se encuentren muy activos, lo que los lleva a estar presentes y anidar en multitud de espacios, muchas veces infraestructuras humanas; proporcionando así una gran cantidad de trabajo a las empresas de control de plagas. Normalmente, asociamos a estos himenópteros con sus dolorosas picaduras, lo que los convierte en uno de los insectos más temidos por ciertas personas, sobre todo por aquellas que son alérgicas a su veneno. Sin embargo, un reciente estudio nos muestra un posible uso de este último de gran importancia.

Científicos brasileños y británicos han llevado a cabo una investigación para comprobar cómo actúa la toxina de una determinada especie de avispa en las células. Se trata de la Polybia paulista, un himenóptero social de la familia Vespidae y originario del sudeste de Brasil. El veneno de estas avispas ya había sido estudiado con anterioridad, aislando e identificando numerosas proteínas y péptidos del mismo. Gracias a esto, se pudo descubrir, por ejemplo, que uno de esos péptidos tiene una potente acción antibacteriana, lo que permite a estas avispas mantener sus nidos libres de bacterias. Este descubrimiento aumentó el interés por el veneno de esta especie, puesto que podría significar una alternativa a los antibióticos y la solución a su creciente problema de resistencias.

Posteriormente, en el año 2008, un grupo de investigadores chinos comprobó que este mismo péptido, denominado MP1, es capaz de “atacar” a células cancerosas de algunos tipos de cánceres. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Estatal Paulista en Brasil y de la Universidad de Leeds en el Reino Unido ha descubierto el proceso por el cual el veneno de esta avispa es capaz de “distinguir” entre células tumorales y sanas. El estudio se ha dado a conocer en un artículo publicado en Biophysical Journal.

La particularidad de este péptido, el MP1, además de sus propiedades antibacterianas, es que no es tóxico para las células, a diferencia de otros péptidos constituyentes de venenos, que por lo general, sí lo son. Según los autores, tanto la acción antibacteriana como la antitumoral están relacionadas con la “capacidad del péptido para inducir filtraciones en las células al abrir los poros o fisuras en la membrana celular”.

Explicado de manera sencilla, la membrana celular está constituida, entre otros elementos, por varios tipos de lípidos, como la fosfatidilserina (PS) o la fosfatidilcolina (PE). Mientras que en una célula sana, estos fosfolípidos tienden a concentrarse en la parte interna de la membrana, en las cancerosas tienden a hacerlo en la parte externa. Lo que se ha descubierto es que el péptido MP1, debido a diferencias del potencial de membrana, tiende a unirse a aquellas células que muestran una anormal concentración de PS y PE en la parte externa de la misma; mientras que no lo hacen con aquellas en las que la concentración está en la parte interna, es decir con las células sanas. La unión del péptido a la membrana origina, además, la formación de unos poros lo suficientemente grandes como para que salgan de la célula tumoral moléculas esenciales como el ARN o las proteínas, lo que en definitiva provocará su destrucción.

El descubrimiento abre una nueva vía de lucha contra el cáncer mediante terapias que actúen a nivel de la composición lipídica de la membrana celular. Podría aplicarse incluso en terapias combinadas, donde el MP1 se empleara para atacar la membrana de las células tumorales mientras que otros fármacos se ocuparan simultáneamente de otras partes de la misma.

Un paso más en la lucha contra esta enfermedad de la mano de un aliado inesperado, la avispa, que puede dejar de verse sólo como un insecto peligroso o una molesta plaga.