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La dualidad de la cochinilla, plaga y controlador biológico al mismo tiempo

La plaga de la cochinilla del carmín se extiende por el Mediterráneo

26 Agosto, 2015

En varias ocasiones hemos hablado sobre el concepto de plaga y la forma en la que es correcto adjudicar este término. Decíamos que si un determinado organismo supera por presencia o abundancia un umbral de tolerancia que le haga provocar molestias o problemas de distinta índole (sanitarios, ambientales o económicos), puede considerársele plaga. Sin embargo, esta calificación también puede variar en función del punto de vista del observador, y las cochinillas del género Dactylopius son buena prueba de ello.

Leemos en un medio local de Málaga la noticia sobre la extensión de la plaga que afecta a las chumberas por toda la provincia andaluza. Parece ser que en los últimos años ha aumentado la incidencia de las plagas que afectan a esta planta (Opuntia maxima). Se trata de las conocidas como cochinillas del carmín, representadas por dos especies, Dactylopius opuntiae y D. coccus. Estos insectos hemípteros de la familia Dactylopiidae se alimentan de la savia de las chumberas mediante succión; lo que provoca su debilitamiento, la desecación de sus palas y su muerte, con la consecuente pérdida total de la cosecha. Los síntomas característicos de la infestación se manifiestan como masas blancas algodonosas que recubren a la planta.

Hay que decir que de las chumberas se aprovecha su fruto, el higo chumbo, muy apreciado en la zona en época estival. Además también se consume sus tallos jóvenes como hortaliza y es utilizada como planta medicinal, para la elaboración de bebidas alcohólicas, para cosmética o como planta ornamental. Por todo ello, su cultivo tiene bastante importancia en la región, viéndose afectadas también por la plaga, además de Málaga, otras zonas como Alicante, Murcia, Almería y Cádiz.

La particularidad del caso reside en que las chumberas, originarias de México, fueron introducidas en España por los colonizadores españoles en el siglo XVI precisamente como sustrato y fuente de alimentación para la cría de las cochinillas, especialmente D. coccus; de las cuales se extrae el ácido carmínico, el colorante con mayor número de aplicaciones, utilizado en la industria farmacéutica, la cosmética o la alimentación. A pesar de su remplazo por otros colorantes sintéticos, la obtención y comercialización de esta sustancia sigue realizándose en la actualidad, siendo Canarias uno de los lugares de mayor producción a nivel mundial. El ácido carmínico es designado en alimentación como E-120 y se emplea, por ejemplo, en la elaboración de helados o yogures de fresa.

Por otra parte, la chumbera está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, encontrándose ampliamente naturalizada en las provincias mediterráneas peninsulares, zonas abrigadas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Arribes del Duero, Baleares, Ceuta, Melilla, Canarias y algunos enclaves de Navarra y Aragón. Su presencia provoca alteraciones en la estructura y abundancia de especies nativas o endémicas, así como en los patrones de sucesión natural de la vegetación autóctona. Además interfiere en el uso del terreno por parte del ganado, al causar daños digestivos y puede provocar heridas por sus espinas en personas y animales. Su impacto es mayor en las islas, dada la fragilidad de estos ecosistemas, por lo que urge aquí su erradicación. Por ello, junto con la eliminación física y química, en determinados países como Australia o Sudáfrica, emplean a las citadas cochinillas como controladores biológicos de las chumberas invasoras.

No deja de ser paradójico, por tanto, que estos insectos sean considerados, por un lado, plagas de un determinado cultivo; mientras que por el otro son eficientes herramientas a emplear en la lucha biológica frente a esa misma planta cultivada, que también puede considerarse, en si misma, como una plaga.